fbpx

La emancipación prematura, paraíso inalcanzable sin ayuda

María S. ChapinalMartes, 6 de noviembre de 2018
0

El Estado español solo ampara a los jóvenes a través del sistema de cuidados alternativos hasta su mayoría de edad. Estos niños llegan buscando la palmada en la espalda de la Administración pública, que les permitirá tomar impulso para su próximo desarrollo personal y profesional en la juventud. A través de un programa de acogida residencial o familiar, se les facilita una vivienda y se les dota de nociones básicas para su madurez y crecimiento futuro.

A partir de ese momento, esos 44.000 niños que se beneficiaban del sistema, se ven obligados a salir de las faldas del Estado y naufragar a la deriva hasta que consigan aprender lo que significa buscarse la vida y emanciparse a tan temprana edad.

Sin embargo, este proceso que les incluye dentro de la sociedad como miembros activos e independientes, debería sufrir un desarrollo mucho más lento y costoso. Tan solo un ínfimo porcentaje de ellos consiguen realizar esta transición de forma exitosa y gratificante. La gran mayoría de los jóvenes reconocen que 18 años no son suficientes para despegar de repente, y aterrizar de manera forzosa y acelerada en la vida autónoma, ya que les sitúa en una posición de desventaja respecto a sus contemporáneos, favoreciendo a un distanciamiento evidente con el sistema educativo y con el mercado laboral. Para liquidar esa situación de vulnerabilidad, es necesario la creación de un programa que sirva de puente para solventar ese abismo entre la cálida maternidad del Estado, y la autonomía anárquica de la emancipación.

Educar en la autonomía
Para solucionar esta compleja situación que cada vez es más frecuente, la ONG Aldeas Infantiles SOS, en cofinanciación con la Unión Europea, ha lanzado el programa Preparados para Emanciparse. Se trata de una iniciativa donde participan también asociaciones de Croacia, España, Italia, Letonia y Lituania, por la que los jóvenes se ponen en manos de profesionales y reciben un curso de dos años de duración, a través del cual se les prepara para el mundo profesional y la adultez, mediante la integración de su trabajo diario en la vida real, y caminar hasta llegar a la completa autonomía.

La Educación y formación de jóvenes y profesionales es indispensable en este respecto. En primer lugar, la instrucción de los responsables se conseguiría gracias a la potencialización de sus habilidades en cuento al trabajo con jóvenes y la conciencia de su compleja situación. Estos futuros emancipados requieren una atención personalizada, de manera que se consiga entender y tratar cada caso de forma independiente (en cuidados alternativos hay personas con discapacidad, deficiencias en cuento a salud mental, emigrantes no acompañados o madres jóvenes).

Por otro lado, los jóvenes deben participar activamente en este proceso, exponiendo en todo momento sus intereses y tomando las riendas de su vida con iniciativa y coraje.

Cambios en el sistema
A pesar de todas las medidas que esta iniciativa está proponiendo, es necesario que el sistema actual realice algunos cambios básicos que ayuden a mejorar la sostenibilidad y calidad del sistema. Algunas de las propuestas que los jóvenes reivindican pasan por alargar la edad legal para que un adolescente abandone el sistema de protección hasta los 21 años, que la salida del entorno de acogida no dependa únicamente de la edad, sino que tenga en cuenta otros factores como la madurez o las circunstancias de cada individuo, programas de seguimiento o la simplificación de los modelos de Administración.

El programa cumple con dos de los Objetivos del Desarrollo Sostenible, como son la reducción de las desigualdades y la creación de alianzas estratégicas. En el primer caso, se fortalecen las relaciones duraderas, así como el cuidado y el respeto en las tomas de decisiones. En el segundo, la puesta en marcha del proyecto ha contado con el apoyo fundamental de la Dirección General de Justicia de la Comisión Europea, entre otras.

El resultado ha sido altamente satisfactorio y ha desencadenado una serie de consecuencias positivas, tales como la óptima profesionalización de los encargados en este servicio, así como un aumento en la seguridad y la autoestima de los jóvenes implicados, que sienten que por fin tienen su propio destino en sus manos.

0