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Educación y equidad: claves para un futuro igualitario

La equidad educativa sigue siendo una de las cuestiones que más debate genera en la Educación. Su estado y su evolución dependen, en gran medida, del trabajo realizado en las aulas.
Emma Prieto LópezMartes, 5 de febrero de 2019
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Pocas cosas generan tanto debate en nuestra sociedad como la Educación. Su estado, su evolución, sus características, el papel de la Administración, los contenidos educativos, la igualdad, la equidad o la falta de ella son algunos de los elementos susceptibles de generar controversia en lo que a Educación se refiere. De todos los citados, la equidad y la Educación son dos de los aspectos que, generalmente, encabezan el eterno debate educativo. En MAGISTERIO hablamos con José Saturnino Martínez García,  profesor de Sociología en la Universidad de La Laguna y una de las voces más autorizadas en el campo de la Sociología de la Educación. Especialmente, en todo lo relacionado con las desigualdades sociales que se dan y se generan en el sistema educativo.

Saturnino Martínez sitúa, en uno de sus últimos libros (La equidad y la Educación), el debate educativo alrededor de dos cuestiones complejas e interrelacionadas: la brecha inversa de género y la segregación horizontal.

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La diferencia en las oportunidades laborales entre hombres y mujeres demuestra que aún hay mucho trabajo por delante para conseguir una equidad real

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La primera de ellas, indicó Saturnino, es aquella que “explica por qué las mujeres obtienen mejores resultados educativos que los hombres en términos de éxito escolar”. La segunda, en cambio, es la explicación de por qué hombres y mujeres no tienen los mismos gustos profesionales ni siguen las mismas trayectorias educativas. En este sentido, el profesor indicó que “ya hay más países en el mundo donde las mujeres superan educativamente a los hombres debido a la brecha inversa de género”. Sin embargo, a la hora de encontrar un puesto de trabajo, Martínez García reconoció que «la diferencia en las oportunidades laborales entre hombres y mujeres es tan grande que demuestra, todos los días, que aún hay mucho trabajo por delante para conseguir una equidad real».

Desigualdad laboral

En este sentido, y coincidiendo con la tesis de Martínez García, según el último informe del Banco Mundial dedicado a la brecha de género en la Educación y el trabajo, la desigualdad es una realidad para todas las mujeres. A pesar de eso, los responsables del estudio se muestran alentadores y reconocen que, la tendencia a disminuir la desigualdad es lenta, pero real y coinciden en que, en los próximos años, las diferencias serán menores.

El informe, que parte de las estadísticas oficiales elaboradas por 106 países en torno al área educativa entre otras, refleja que la brecha de género se redujo en un 3,6% en los últimos 12 años. De esta manera, si el ritmo es constante, las desigualdades en las oportunidades educativas y laborales entre hombres y mujeres quedarían neutralizadas dentro de 108 años.

Martínez García reconoce que España sigue mostrando debilidades que afectan directamente a la equidad e insiste en la necesidad de apoyo a los colectivos en situaciones más desfavorecidas y reconoce que la Educación desempeña un valor fundamental ya que «en el aula se juega amplificar o mitigar las desigualdades que hay fuera de ella». A pesar de eso, Martínez García destaca, como factor positivo del sistema educativo, su fortaleza y su autonomía.

Educación y trabajo

También el Banco Mundial es optimista en materia educativa: calcula que, en los países occidentales, hombres y mujeres estarán a la par dentro de 14 años. El informe aborda y analiza numerosas cuestiones relacionadas con ese tema: desde la ausencia de mujeres en los Premios Nobel de Ciencia, hasta la carga laboral diaria de las mujeres españolas frente a los hombres: siete horas más a la semana.

Es en el trabajo donde se encuentran las mayores desigualdades: tan sólo se han reducido un 1% respecto a 2017, y un 2,5% desde 2006. Como refleja el informe, hay diferencias según el país de origen, pero las mujeres siguen sufriendo las consecuencias de la maternidad y de una pirámide laboral que ofrece más promoción a los hombres.

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