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Diez pautas para combatir el fracaso escolar

Una vez incorporados a las aulas para afrontar el nuevo curso, los niños empiezan a ver cómo sus expectativas y la realidad del nuevo curso se ensamblan.
8 de octubre de 2019
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"Debemos ayudar a nuestros hijos a confiar en sus profesores y a no verlos como enemigos", asegura el psicólogo Jesús Paños. © NOPPAROOT

Y, ¿qué ocurre cuando esta ilusión se ve frustrada y surgen los problemas académicos? ¿Podemos evitar el llamado fracaso escolar antes de que suceda? Estas son algunas de las claves:

1. Es importante adoptar un estilo educativo eficaz, pero ¿qué implica esto?

Ante todo, debemos brindarles apoyo afectivo a nuestros hijos, esto significa ser cercanos, pero, al mismo tiempo, ser hábiles para controlar y supervisar su conducta. Proveer cuidados y afectos es la base de la Educación, pero, además, hay que entrenar habilidades y desarrollar competencias. Esto les aportará seguridad y madurez emocional a nuestros hijos.
Por tanto, es muy importante establecer una relación emocional cariñosa, cercana y positiva entre padres e hijos como uno de los pilares de la Educación y como base del desarrollo de la inteligencia emocional.

No menos relevante es ayudar a nuestros hijos a confiar también en los profesores y trasladarles el mensaje positivo de que son personas importantes que les van a ayudar a mejorar y a crecer. Cuando un niño establece una relación cercana con sus profesores, le va a ayudar tanto en su desarrollo emocional como académico. Los niños deben asociar el colegio al disfrute y a una etapa de su vida divertida. Los padres, por su parte, deben también establecer vínculos con los profesores, mostrar cercanía y acudir a las tutorías y reuniones.

"Tenemos que hacer entender a nuestros hijos que no todo puede ser perfecto, que no todo sale como uno quiere y ayudarles a tolerar la frustración"

2. Evitemos la sobreprotección, de forma que nuestros hijos desarrollen las habilidades necesarias para su aprendizaje y maduración, así como su autonomía. Esto les dotará de mayor seguridad a la hora de tomar decisiones sin buscar aprobación constante por parte de los demás. Un celo exagerado puede llegar a agobiar al menor y convertirle en una persona temerosa, insegura y dependiente. Debemos prepararlos e impulsarlos para que ganen en autonomía y responsabilidad, así lo hicimos cuando les enseñamos a lavarse solos los dientes o a montar en bicicleta.

3. Entrenemos su autonomía. Ayudemos a los niños a ser autónomos. Esto les obliga a planificar, a pensar antes que hacer, a anticipar consecuencias de sus actos, a reconocer conductas en los demás, a valorar peligros y ser organizados. Todo ventajas.

Progresivamente, debemos facilitarles el enfrentarse a nuevas situaciones, que razonen, que busquen soluciones y que anticipen cómo ejecutar conductas. Lo ideal es comenzar pronto, cada edad permite poder ser autónomo hasta un determinado punto, en función de su madurez psicológica y neurobiológica. Tareas como organizar su habitación, recoger, ayudar a vestirse, preparar la cartera, cuidar sus pertenencias y sus libros o asearse sin ayuda son buenas preparaciones que les fortalecen la autoestima y les va ayudan a darse cuenta de su valía.

De vez en cuando también es muy útil ayudarles a buscar nueva información sobre un determinado tema que hayan visto en clase y acercarlo a su vida con ejemplos claros y cotidianos. Esto les ayudará a percibir el aprendizaje como algo valioso.

4. Fomentemos una actitud positiva hacia la mejora y las dificultades. La vida está llena de problemas y la mejor actitud es saberlo y asumir que cuando se presenten hay que dedicar tiempo a buscar información y soluciones, no lamentarnos por haberlos sufrido. Generar en los niños una buena sensación de enfrentamiento ante los problemas fortalece sus recursos para no ser vulnerables y temerosos.

5. Animemos a nuestros hijos a participar en un ocio sano. La participación en actividades lúdicas y deportivas con otros niños es fundamental para un buen desarrollo emocional. Es importante que se diviertan, compitan y se enfrenten a posibles situaciones de frustración y resolución. El deporte también facilita su aprendizaje y les ayuda a liberarse de la fatiga mental.

6. Ayudémosles a desarrollar buenas habilidades sociales y de comunicación. La autonomía también implica el dominio de un conjunto de habilidades sociales que son necesarias entrenar. La inteligencia emocional juega un papel clave en nuestra educación y desarrollo. Por ello, debemos animarlos a hacer preguntas, solicitar ayuda, saber responder, comunicarse con los demás y expresar sus emociones y pensamientos sin miedo, en definitiva, a ser asertivos y empáticos. Asimismo, debemos apoyarles cuando surja un problema y buscar soluciones, de forma que no se bloqueen y sepan afrontar la situación de forma relajada, con templanza.

La autonomía también implica el dominio de un conjunto de habilidades sociales que son necesarias entrenar. La inteligencia emocional juega un papel clave en nuestra educación y desarrollo

7. Marquemos límites. Nuestros hijos deben entender que hay una serie de normas que respetar y obligaciones que atender. Marquemos los límites y las pautas a seguir de forma clara y explicándoles el porqué. Permitámosles opinar, ya que esto ayuda a su cumplimiento y aceptación. Repasemos con ellos las fechas importantes, los exámenes o trabajos por hacer, y también, por supuesto, las excursiones o vacaciones.

8. Valoremos sus logros y recompensemos sus progresos. Debemos mostrarnos orgullosos y encantados con nuestros hijos cuando cumplen con sus obligaciones y compromisos. Nuestro reconocimiento para ellos supone un revulsivo y los anima a continuar con ilusión. Recompensemos su esfuerzo diario cuando han obtenido buenos resultados en sus notas, pero también ayudémosles a descubrir el error y establezcamos pautas de mejora.

9. Impulsemos su capacidad de autocontrol y ayudémosles a aceptar sus defectos. Tenemos que hacer entender a nuestros hijos que no todo puede ser perfecto, que no todo sale como uno quiere y ayudarles a tolerar la frustración. Es bueno que les dejemos equivocarse de vez en cuando para que comprendan el valor del acierto y cómo llegar hasta él. Animémoslos a buscar soluciones ante tareas difíciles que le han llevado al error y aprovechar para explicarles que es bueno buscar alternativas de solución.

10. Entrenemos sus habilidades cognitivas. Es clave en su proceso de aprendizaje, desde pequeñitos, incluir fichas y juegos para desarrollar la atención y la memoria. También es fundamental ayudarles a planificar, fomentar la lectura y el descubrimiento de contenidos con ayuda de las nuevas tecnologías.

Prepararlos para la vida es todo un proceso que pretende hacer de ellos personas responsables, con valores, que sepan razonar, pensar y emocionarse. Educar, por tanto, implica entrenar y ayudar a nuestros hijos en el aprendizaje de nuevas habilidades para la vida.

Jesús Paños, Unidad de Dificultades de Atención y Aprendizaje de Blue Healthcare.

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