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Enseñar menos pero más a fondo, clave de los sistemas educativos más exitosos

España es uno de los países de la UE que más horas de docencia imparte en todas las etapas. Países con mejor desempeño que España enseñen menos contenido pero más en profundidad.
Diego FranceschMartes, 8 de octubre de 2019
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Enseñar menos pero más a fondo es una de las consignas de los expertos en Educación para mejorar el desempeño y la clave de los sistemas educativos más exitosos. Por ejemplo, es lo que recomienda Andreas Schleicher, director de Educación de la OCDE, que lo ha vuelto a recordar en el pasado Congreso EnlightED celebrado en Madrid.

España dedica 880 horas anuales a enseñanza en Primaria, 713 en Secundaria y 693 en postsecundaria, frente a las 783, 709 o 667 horas de la OCDE. Países como Finlandia dedican aun menos horas, menos de 600. Enseñan menos pero más a fondo, que es la clave para aprender y no dispersar a los alumnos.

En Japón, que según la OCDE tiene una situación semejante a la de España, redujeron un 30% los currículos y su rendimiento educativo no ha empeorado.

No se trata de cantidad sino de enseñar lo esencial de cada materia. España ya ha anunciado a través de su ministra de Educación su intención de reformar el currículum escolar, aunque este anuncio se contradice con la introducción en él de contenidos como la historia del pueblo gitano y otros que la ministra Celaá asegura que va a introducir cada vez que se reúne con alguna entidad.

Impartir clase no es todo

«Con ser fundamental, el tiempo que los docentes dedican a impartir clase no lo es todo», asegura el sindicato UGT en un informe. «No menos importante es el dedicado a otras tareas como la preparación de esas mismas clases, correcciones, cursos de formación, reuniones con el resto del equipo docente, innovación didáctica o, entre otras muchas, la tutorización de profesores noveles», señala esta organización.

"Con ser fundamental, el tiempo que los docentes dedican a impartir clase no lo es todo", asegura el sindicato UGT en un informe

En España, el porcentaje de horas dedicadas a la enseñanza directa está por encima de los promedios de la OCDE y la UE23. Mientras los docentes españoles de Primaria dedican a la enseñanza un 62% de su tiempo laboral y los de Secundaria un 50%, la media de la OCDE y de la UE23 es de un 48-49% en Primaria, y de un 43% en la primera etapa de Secundaria y un 41% en la segunda de Educación Secundaria.

Estándares de aprendizaje

Según el maestro Toni García Arias, en el artículo titulado La dictadura de la programación didáctica, «muchos años atrás, cuando la Educación era menos estresante, los maestros tenían como objetivos un par de aspectos fundamentales. Por ejemplo, en el área de lengua, se tenía claro que los alumnos debían salir del colegio leyendo con fluidez y de manera comprensiva, hablando con corrección según el contexto, escribiendo sin faltas de ortografía y escuchando con atención y respeto».

Para este profesor, la situación ha cambiado: «Con el tiempo y la burocratización del sistema educativo, esos objetivos se fueron subdividiendo en otros objetivos más específicos, y luego más específicos, y luego un poco más específicos, y así hasta llegar a las partículas subatómicas del aprendizaje, que son los actuales estándares».

Con el tiempo y la burocratización del sistema educativo, esos objetivos se fueron subdividiendo en otros objetivos más específicos, y luego más específicos, y luego un poco más específicos...

«Esa excesiva división subatómica y la obligatoriedad de evaluar casi un millar de estándares de aprendizaje en un solo curso, hace que los docentes pasemos muchas veces de un contenido a otro a gran velocidad sin poder casi profundizar en ninguno de ellos», asegura.

Según Jesús Guillén (Escuela con cerebro), «está claro que a los profesores nos encanta hablar. De hecho, según John Hattie, en promedio, entre el 70% y el 80% del tiempo en el aula el profesor está hablando. Sin embargo, los estudios revelan que cuando cede el protagonismo al alumno y éste participa de forma activa en el aprendizaje su rendimiento aumenta por lo que, en la práctica, deberíamos invertir los roles y hablar menos pero escuchar más».

Por su parte, el profesor Santiago Moll (Justifica tu respuesta) asegura que «cada vez sé menos datos, lo reconozco, pero me considero mejor docente. Creo que he sido capaz de sustituir parte de la información por experiencia y pedagogía». Además, añade que «a día de hoy casi no invierto tiempo de preparación de clases en buscar un sinfín de datos. La mayor parte del tiempo la dedico a pensar en cómo puedo explicar un poema de Federico García Lorca o cómo puedo hacerles ver a mis alumnos una imagen en unos versos de Pablo Neruda».

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