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¿Qué hago si veo que mi hijo dice mentiras?

Pillar a nuestros hijos faltando a la verdad es una parte normal de su proceso de crecimiento y desarrollo.
Deanna Mason
Experta en educación y salud familiar
12 de noviembre de 2019
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© SKYPIC STUDIO

Es importante que los padres sean conscientes de lo que la mente de un niño es capaz de hacer antes de decidir las consecuencias que debería tener su hijo si descubre que ha mentido.

  • Niños pequeños (3-5 años): No tienen la capacidad de mentir. Están desarrollando el pensamiento mágico, que es una de las formas que tienen de interpretar lo que están viviendo basándose en cómo perciben el mundo y en cómo les gustaría que fuera. Con frecuencia lo que hacen es mezclar la realidad con una imaginación desbordante. Las historias que cuentan son un reflejo de sus deseos. Habla con él para averiguar realmente qué hay detrás de esa historia. Si es necesario explícale cuál es la situación real, utilizando siempre un vocabulario adecuado para su edad.
  • Niños de Primaria (5-10 años): Ya empiezan a mentir. Su cerebro todavía no ha desarrollado el pensamiento abstracto y cuando el niño falta a la verdad, lo normal es que altere los hechos relativos a un episodio dado o que incluya un deseo como parte de la mentira. Cuando detectes una mentira pequeña, lo mejor es hablar con él. Exponle los hechos reales y pregúntale por qué motivos decidió alterarlos y contar una historia falsa. Enséñale al niño métodos de resolución de problemas, para que no necesite recurrir a las mentiras. Al hacer esto, los padres le están mostrando al niño que sí se preocupan por lo que le pasa y que quieren ayudarle a que las cosas le vayan bien.
  • Preadolescentes (10-13 años): Tienen la capacidad de elaborar mentiras porque su cerebro empieza a desarrollar el razonamiento abstracto. Cuando faltan a la verdad, se suelen centrar en modificar o inventar hechos para lograr un cierto resultado o para conseguir algo que desean. Si sospechas que tu hijo está mintiendo, pídele que te dé una respuesta más completa y que añada más detalles a la historia. A continuación, si queda patente que está faltando a la verdad, habla directamente con tu hijo sobre los motivos que le impulsaron a alterar la información. De este modo, los padres pueden enterarse de algún problema que el niño quizá esté teniendo en el instituto, en el barrio o incluso en casa.
  • Adolescentes (13-16 años): Han desarrollado ya el pensamiento abstracto. Su cerebro es capaz de manipular diversas situaciones hipotéticas y predecir cómo va a ir evolucionando cada una. Además, son capaces de elaborar falsedades complejas que están basadas en hechos, pero que luego embellecen o alteran hasta crear el mensaje que desean transmitir. Si sospechas que está mintiendo, pídele a tu hijo adolescente que te “vuelva a contar” lo que va a pasar o lo que ha pasado. Puede ser útil que verifiques determinados hechos estando tu hijo delante. Es importante que el adolescente tenga la oportunidad de decir la verdad. Si los padres le demuestran a su hijo que se interesan por él y que están dispuestos a echarle una mano, esto puede hacer que diga la verdad sin necesidad de mentir primero.
  • Adolescentes tardíos (16-19 años): Ya dominan el pensamiento abstracto. Su cerebro es capaz de evaluar información, extraer conclusiones y prever acontecimientos futuros de manera fiable. Tienen la capacidad de fabricar mentiras complejas que luego resulten creíbles. Cuando mienten, con frecuencia lo hacen para preservar su autonomía y para poder tomar decisiones de manera independiente. Una comunicación abierta que aborde con sinceridad temas especialmente espinosos puede resultar útil para minimizar la probabilidad de que tu hijo mienta. Habla en familia sobre los temas que son importantes para los adolescentes y los valores relacionados con estos temas. Es importante recordarle que los padres están disponibles en todo momento para ayudarle.

Cuando a nuestros hijos se les pilla mintiendo podemos usar esos momentos para enseñar lecciones que reflejen los valores de la familia y dirigirles hacia un mejor comportamiento.

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