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Reducir el currículum: una exigencia de la nueva Educación

Asia va por delante en cuanto a la reforma de los currículos. Hong Kong ha reducido su plan de estudios a cuatro áreas clave de aprendizaje. En Japón se ha reducido el 30% y en Singapur, un 33%.
Diego FranceschMartes, 22 de septiembre de 2020
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El exceso de contenido curricular se ha convertido en un quebradero de cabeza. © ALLVISION

Reducir el extenso currículum español era un clamor antes de la pandemia, ahora es una exigencia inexcusable. Los países asiáticos (donde se concentran siete de los diez mejores sistemas educativos del mundo) ya ha emprendido esa reforma. Hong Kong ha reducido el aprendizaje a cuatro áreas clave, Japón ha reducido el 30% su curriculum y Singapur un 33%.
Pero la reducción del currículum no es una simple poda de todo lo que con el tiempo ha ido incorporándose y no se considera necesario o está obsoleto, sino una oportunidad para adaptarse a la enseñanza del siglo XXI. Se trata de vincular el aprendizaje a las necesidades nuevas y emergentes. Un aspecto central de la reforma curricular de la región asiática es el enfoque hacia las habilidades del siglo XXI.

Estos países de Sudeste asiático aspiran a que sus estudiantes se conozcan a sí mismos, se relacionen bien con los demás y sean cosmopolitas, además de pensar de manera creativa e independiente con un mar de conocimiento omnipresente al alcance de la mano.

Como recuerda el Banco Mundial en un artículo de Raja Bentaouet Kattan y May Bend, estas reformas curriculares parten del reconocimiento de que estamos en una economía global cambiante y cada vez más basada en el conocimiento, por eso están poniendo más énfasis curricular en «aprender a aprender», para que los estudiantes puedan «desarrollar la flexibilidad y adaptabilidad para mantenerse al día con las demandas dinámicas del mercado laboral». En Japón, por ejemplo, el cambio se manifiesta en comprobar «qué saben los estudiantes» e ir hacia «qué pueden hacer con lo que saben». Por ello, el aprendizaje incluye actividades basadas en proyectos, aprendizaje basado en problemas, aprendizaje experimental y actividades que implican investigaciones, debates, discusiones y presentaciones de grupo.

En Japón, por ejemplo, el cambio se manifiesta en comprobar "qué saben los estudiantes" e ir hacia "qué pueden hacer con lo que saben"

Los sistemas de evaluación se basan en el desempeño, mejorando el énfasis curricular en «aprender a aprender». El objetivo es crear evaluaciones que permitan a los alumnos realizar actividades de aprendizaje autodirigido y que los docentes abandonen la enseñanza encaminada al examen (teaching to te text) y la mera transmisión de información.

En 2014, Japón propuso un examen alternativo que se ha implantado en 2019 y que resta importancia a la memorización y da prioridad a las habilidades de pensamiento crítico, razonamiento y expresión de los estudiantes.

En un proceso similar, Corea del Sur ha implantado un semestre sin exámenes (introducido en 2013, probado de manera piloto durante dos años y generalizado en todo el país en 2016), que permite a los profesores hacer un uso flexible del plan de estudios durante ese semestre, fomentando la participación de los estudiantes a través de la discusión y la práctica.
Sin embargo, evaluar el aprendizaje basado en procesos, como el razonamiento o las habilidades interpersonales, supone todo un desafío y es difícil de definir. Este enfoque también requiere un compromiso más profundo de los padres y la sociedad en su conjunto para comprender y apoyar este cambio: un cambio que pasa del aprendizaje basado en contenido al aprendizaje basado en competencias.

En un proceso similar, Corea del Sur ha implantado un semestre sin exámenes (introducido en 2013, probado de manera piloto durante dos años y generalizado en todo el país en 2016), que permite a los profesores hacer un uso flexible del plan de estudios

Hasta ahora, el proceso de reforma curricular Asia ha dejado tres cosas claras:

  1. Las habilidades socioemocionales refuerzan las habilidades cognitivas:
    En toda la región, el logro de competencias básicas en lectoescritura y aritmética, particularmente en los países menos desarrollados, sigue siendo motivo de preocupación.
    Evaluaciones internacionales, como TIMSS y PISA revelan que, aunque la región tiene algunos de los sistemas de mejor desempeño, también tiene algunos de los más bajos. Las habilidades cognitivas (lectura, escritura, aritmética, etc.) y socioemocionales (conciencia, trabajo en equipo, empatía, etc.) se refuerzan mutuamente.
  2. Evaluar a los estudiantes para informar el aprendizaje:
    Incluso los mejores profesores no pueden enseñar solo con un examen. Se necesita un enfoque mucho más fuerte en la evaluación basada en competencias, de modo que las escuelas intensivas, la tutoría extracurricular generalizada y la enseñanza para el examen puedan realmente convertirse en cosas del pasado.
  3. Seleccionar y apoyar a los maestros a lo largo de sus carreras:
    Para ayudar a los maestros a ser más eficientes en la implantación de la reforma curricular se necesita más y mejor capacitación y desarrollo profesional. Varios países ya han comenzado a transformar el aprendizaje para el siglo XXI. Para que esta transformación tenga lugar por completo, se necesita un compromiso político sostenido e institucional, apoyo a docentes, incluidas estrategias para reducir sus horas de trabajo, y enseñanza basadas en competencias.
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