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Profesión docente: ¿Qué (más) hace falta para ser profesor?

Tras la curricular, llega la reforma de la profesión docente, el otro eje de la Lomloe. Los decanos apuestan por una criba de los aspirantes previa al acceso a la facultad.
Saray MarquésMartes, 30 de noviembre de 2021
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Todos los decanos de Educación coinciden en la incorporación de una prueba extra. El expediente académico no es suficiente. © TANYA SELEZ

Para cumplir la Lomloe, el Ministerio de Educación debería tener lista una propuesta de norma que regule la profesión docente el 20 de enero de 2022. Cerrados los decretos de enseñanzas mínimas, se ha acelerado el proceso para atacar al otro gran frente de la reforma educativa, junto con el curricular, con tres reuniones de trabajo desde finales de octubre entre el MEFP y la Conferencia de Decanos y Decanas de Educación, una cada 15 días. En la primera se explicó el currículo Lomloe, pues se quiere que ambas reformas vayan alineadas, con los nuevos planes de estudios para los futuros docentes –los actuales tienen más de una década– incorporando las competencias básicas y metodologías de trabajo más socializadas, como la codocencia. En las siguientes se han tratado las deficiencias y problemas de los títulos de Educación y la necesidad de abordar esta reforma desde un enfoque técnico, desnudándola de la parte más política y conflictiva, así como de acompañarla de una memoria económica para que pueda salir adelante.

Para los decanos es clave definir un marco de competencias docentes, un perfil de la profesión, y a partir de ahí encajar los distintos elementos (formación inicial, acceso, carrera…). En lo que hay absoluto acuerdo es en que el expediente académico solo no sirve para acceder a las facultades de Educación, y que debe acompañarse de una prueba específica acordada por las facultades. Iría en línea con lo que se hace en Cataluña desde 2017, las pruebas de aptitud personal (PAP), y en Baleares desde el año pasado, y se debería acompañar de una regulación de la oferta de plazas. “No puede seguir habiendo 40.000 alumnos nuevos en Magisterio cada año y 20.000 en el máster de Secundaria; no va alineado con las posibilidades de empleo, satura las facultades y no permite trabajar en las condiciones adecuadas, con el suficiente grado de experimentalidad, en un contexto lo más parecido a la escuela”, subraya la presidenta de la Conferencia de Decanos y Decanas de Educación, Carmen Fernández Morante, que lamenta que el suyo se haya convertido en un nicho de negocio, como muestra el hecho de que “miles y miles de alumnos aprendan a ser maestros de forma virtual”. “¿Por qué a ser médico no se puede aprender online y a ser maestro sí?”, se pregunta.

Fernández Morante sostiene que, con un trabajo muy serio previo, se pueden definir pruebas que midan habilidades transversales, sociales, comunicativas e incluso la creatividad de los futuros docentes.

Desde el Ministerio les han pedido más información de esta prueba extra y se insiste en que su propuesta, “aún en el horno”, estará lista a tiempo, mientras están muy pendientes del proyecto de ley de Medidas Urgentes de Reducción de la Temporalidad en el Empleo Público, que afectará al acceso. También están atentos los sindicatos, que siguen esperando a que el Ministerio les dé una fecha para analizar la profesión docente. No en vano llevan anhelando la ley y el estatuto de la función docente no desde hace años, sino desde hace décadas, “un marco global, no parches”, matiza Nicolás Fernández, de ANPE. Para la presidenta de los decanos, lo que se presentará el 20 será “una propuesta de líneas maestras, directrices, con una calendarización, pues un desarrollo normativo será imposible”.

Una carrera de alcance

  • El MEFP es consciente de que la reforma de la profesión docente es un reto complicado, que incumbe a varios ministerios: Educación, Universidades (formación inicial), Función Pública (acceso), sindicatos y CCAA.

  • Antes de presentar su propuesta, el Ministerio quiere ver cómo queda el tema de los interinos, con los cambios que introduzca la ley de reducción de la temporalidad en el empleo público, que aún puede experimentar cambios y que contará con más tiempo para su adecuación a Sanidad y Educación.   

  • Obligará a reformular los planes de estudios de las facultades de Educación y a repensar el sistema de oposiciones. También, a acabar con la actual carrera docente “plana y sin incentivos” , con la introducción de un sistema de evaluación formativa e iniciativas de formación que estimulen al buen docente.

  • La regulación de la profesión docente afectará a los docentes de la  Pública, la Concertada y la Privada. El Estatuto de la Función Docente –que estuvo a punto de firmarse en 2007, también con Tiana como secretario de Estado–, a los de la Pública.

  • El coste de la reforma es asumible y cambiará sensiblemente la profesión. 

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