Los retos a superar por el sistema educativo español este curso

Con la llegada de septiembre y el inicio del nuevo curso escolar, colegios, institutos, universidades y otros centros de formación vuelven a llenarse de estudiantes dispuestos a seguir con su ciclo educativo. Sin embargo, no en todos los países los alumnos pueden decir lo mismo —véase el ejemplo de un país europeo como Ucrania—, y es por ello que la Organización de las Naciones Unidas (ONU), decidió crear el 9 de septiembre de 2020 el Día Internacional para Proteger la Educación de Ataques, con el objetivo de convertir a las escuelas en «espacios seguros para los alumnos».

Puede parecer que celebraciones como estas en España están totalmente fuera de lugar, que no procede. Bien es cierto que España no está en una guerra, ni tampoco le sucede como a otros países subdesarrollados, donde a pesar de no haber conflictos, los escasos medios impiden el buen desarrollo y funcionamiento del sistema educativo. Pero nuestro país —ni prácticamente ninguno— está exento de que la Educación se vea atacada.

Un ataque a la Educación no tiene por qué ser de una forma tan sonora como con una guerra. De hecho, todos los países sin excepción vieron su sistema educativo afectado por la aparición de la COVID-19 en 2020 —de ahí la idea de crear este día—, en los que la desigualdad se plasmó más que nunca, por la imposibilidad de algunos estudiantes de acceder a su Educación por no tener medios suficientes de hacerlo de forma online.

Según las últimas previsiones del INE, en España hay más de 8 millones de estudiantes de todo tipo de formaciones. Esto refuerza la necesidad de proteger un sistema educativo en el que se encuentra casi el 20% de la población y que son el futuro del país.

La desigualdad en el acceso a la Educación se ha convertido en uno de los problemas más importantes a los que se enfrenta la Educación española. Informes como «Pobreza infantil y desigualdad educativa en España» apoyan la visión de que los alumnos en peor situación económica repiten 5,5 veces más que quienes cuentan con una mejor situación económica. Además, el abandono escolar de este grupo es 7,5 veces mayor.

Jordi Navarro, responsable académico de Deusto Formación y Deusto Salud, cree que la franja entre 30 y 45 años es la que más complicaciones tiene para estudiar, porque «son personas que iniciaron sus estudios y por razones laborales tuvieron que abandonarlos, por lo que en una situación de desempleo pueden verse desamparados fruto de la falta de formación.

Otro de los factores por los que el sistema educativo español es disfuncional es por la inestabilidad legislativa, ligado a los intereses de la clase política. Son ocho las leyes educativas que se han creado desde que hay democracia en España, sin que ninguna haya durado más de dos legislaturas. Una sopa de siglas que va de la LOECE a la actual LOMLOE que, aparte de provocar inestabilidad, no se centran «en modernizar los modelos tradicionales para dejar atrás los que ya no son eficientes», afirma Ainhoa Fernández, responsable editorial de Campus Training.

El futuro de la Educación depende de un pacto por la misma. Una petición que lleva años en el entorno mediático, pero que nunca llega a buen puerto e impide al sistema actualizarse. La digitalización, clave para esa «actualización» es otro de los retos a batir en este curso. Pero no solo conlleva una mejora de infraestructuras —básico para una mayor igualdad de oportunidades— sino también dejar abiertas las puertas a nuevas metodologías y contenidos.

Unos contenidos que, con la evolución tan rápida que existe actualmente, deben revisarse año tras año para que los alumnos «puedan estar a la última en un contexto de constante cambio», explica Beatriz Nespereira, responsable editorial CEMP. Un gran desafío, ya que «no es una tarea sencilla, pero sí necesaria cuando nos referimos a la Educación de los profesionales del futuro» afirma Nespereira.

«Fomentar un aprendizaje duradero en el que el alumno sea el centro de la Educación«. Así describe Ainhoa Fernández cómo sería un modelo educativo ideal para garantizar una buena y enriquecedora formación. De esta manera, se solucionaría otro de los retos más importantes del país y que lleva años azotando al mercado laboral: la fuga de talento.

Para ello, es imprescindible ofrecer una Educación de calidad, que se ajuste a la demanda del mercado laboral y que ofrezca los contenidos necesarios para formar perfiles que cumplan con sus expectativas educativas. Solo así, España podrá «recoger lo sembrado tras tantos años de formación invertidos en los alumnos» cree Beatriz Nespereira.