Libros de texto, refugio de lo conocido

En vías de transformación pero no de extinción. La semana pasada un estudio con 1.400 familias, docentes y expertos en Educación encuestados revelaba que el libro de texto conserva su vigencia en las aulas. Ya no es la guía principal, o al menos no lo es para más de la mitad de los docentes, pero sigue siendo un recurso insustituible para los padres que pretenden que se refuerce en casa lo que se aprende en el colegio. Ni la Logse y el impulso que brindó a los materiales elaborados por los docentes ni los planes Escuela 2.0 y similares han podido con este tótem de la enseñanza tradicional. Quizá porque, como dijo uno de los autores en la presentación de los resultados, en nuestros días se da una tensión no resuelta entre el “la enseñanza del futuro no puede ser la de antes” y “la enseñanza del futuro no puede dejar de ser lo de antes”. Lo nuevo suena bien pero no ofrece garantías. Sobre todo a los padres.