Celaá se instala en la posverdad educativa

Asistimos desde hace una temporada a lo que se ha venido en llamar la posverdad, un concepto tan ambiguo como impreciso. Más bien podemos hablar directamente de la mentira como forma de hacer política. Puesto que no existe una verdad sobre lo que conviene hacer en el ámbito de la política (o eso cree el relativismo imperante) nos vemos sumidos en políticas basadas en la mera conveniencia, sin apoyatura científica de ninguna clase, sometidos al vaivén del capricho de los dirigentes que hoy nos gobiernan. En ese sentido, la semana pasada asistimos a una ceremonia de la confusión –una más– por parte de la ministra Celaá, negando incluso en sede parlamentaria lo que todos hemos leído en el Boletín Oficial del Estado acerca de la posibilidad de titular en ESO y Bachillerato sin tener en cuenta el número de suspensos. Cierto es que estamos ante un sistema educativo que se centra más en las competencias, pero también es cierto que estas se basan en conocimientos previos que son evaluables y cuantificables.