Un recorrido por la trayectoria artística de Esteban Vicente

Hasta el 21 de septiembre el segoviano Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente muestra completa su colección permanente, así como los tres últimos cuadros incorporados. Esta exposición conmemora el centenario del nacimiento del pintor segoviano que da nombre al museo, si bien muchas han sido las conferencias, muestras y demás actividades llevadas a cabo a lo largo del año con motivo de esta celebración.

Paralelamente a las exposiciones temporales, el museo ha ido ofreciendo distintas selecciones que resaltaban determinados aspectos de la obra de Esteban Vicente. Ahora bien, la colección al completo no se había expuesto desde hacía más de tres años y medio. De modo que nos encontramos ante la oportunidad de hacer un recorrido antológico por las distintas etapas de la trayectoria artística de un pintor distinguido con la Medalla de Oro de las Bellas Artes en 1999.

Lo cierto es que durante este año el museo segoviano –en cuyo jardín reposan, cumpliendo con su voluntad, las cenizas del pintor– se ha volcado con el centenario.
En primer lugar, se mostraba el ideario estético de Esteban Vicente a través de la exposición Zurbarán, Juan Gris, Esteban Vicente. Una tradición española de la modernidad. Posteriormente, se profundizaba en su época de formación, antes de su marcha a los Estados Unidos –desde 1940 el pintor español se nacionalizó norteamericano–, gracias a Luz eterna. Esteban Vicente y sus contemporáneos, 1918-1936.
Resulta ahora imprescindible volver a contemplar el conjunto de su obra para comprender mejor su evolución. Para ello, nada mejor que esta colección que abarca tres cuartos de siglo: de 1925 a 2000. Esto es, desde su época de pintor figurativo, en la estela del postcubismo y el postimpresionismo, en las décadas de 1920 y 1930, a su obra como pintor abstracto. En esta etapa fue miembro, junto a figuras como Rothko, De Kooning, Pollock, Kline y Newman de la Escuela de Nueva York.

Además del centenar y medio de obras que forman parte de la colección, se puede contemplar por vez primera el cuadro Sin título (1956) –quizá uno de los mejores de esa época–, recientemente incorporado a la misma.
Se trata de un magnífico óleo, representativo del período en el que la pintura de Esteban Vicente se decanta por composiciones que sitúan en el centro un conjunto de figuras geométricas. De esta forma, detiene y ordena el movimiento que predominaba en sus cuadros de comienzos de la década de los 50. También la textura juega un papel importante, pues resalta la densidad del material y hace visible la pincelada.

Dos obras más, incluidas desde el pasado mes de marzo en la colección del museo, se exhiben en la exposición. Se trata de Before the harvest (Antes de la cosecha), de 1999, y Sin Título (2000), el último cuadro realizado por el pintor –Esteban Vicente falleció en enero de 2001–. Ambas reflejan su evolución hasta el final de sus días, plasmándose, sin merma de calidad, la depuración de una larga experiencia.

Pero no es ésta la última muestra con motivo del centenario del pintor natural de Turégano. Aún queda una insólita exposición prevista para el próximo otoño. El Expresionismo Abstracto Americano en las Colecciones Españolas –que así se titula la muestra– reúne un conjunto de obras de los artistas más significativos para Esteban Vicente. Son todas ellas pinturas presentes en colecciones de nuestro país y, en gran parte, nunca mostradas hasta ahora al público.