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Diez años de evaluación

El Inecse ha cumplido 10 años. Quizás, dicho así, diga poco a poca gente; y dirá poco más si ponemos su antiguo nombre, el INCE. Y, sin embargo, este organismo dependiente del Ministerio de Educación es uno de los más importantes, pues su misión es evaluar de forma constante el sistema educativo y detectar los fallos. Sin embargo, no es una tarea fácil, por la complejidad de los 17 subsistemas autonómicos y por las trabas que algunas comunidades ponen para saber qué es lo que realmente ocurre en sus aulas. Las nuevas tendencias del Inecse (Instituto Nacional de Evaluación y Calidad del Sistema Educativo), según nos explica su nuevo director, Santiago Arellano, son el espíritu de colaboración con las consejerías de Educación de las distintas autonomías, y la participación en las evaluaciones internacionales más importantes.
Miércoles, 28 de enero de 2004
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Autor: José M. LACASA

El Inecse –el antiguo INCE, que cambió su nombre por imposición de la LOCE “para adecuar su denominación al resto de organismos europeos”– es una institución desconocida para el gran público, y sólo los que mejor memoria tengan les sonarán algunos informes denunciando el bajo rendimiento de los alumnos en las asignaturas más importantes, o los bajos niveles de lectura de los niños de Primaria.

Sin embargo, debería ser uno de los organismos de referencia para los padres de este país, tengan escolarizados a sus hijos donde los tengan: porque el Inecse (Instituto Nacional de Calidad y Evaluación del Sistema Educativo) es el organismo encargado de velar por que el sistema educativo español funcione con un adecuado nivel de calidad, detectando fallos y comparándonos con los niveles europeos.

Por ejemplo, se encarga de analizar el rendimiento en cursos denominados “clave” en las asignaturas más importantes, y cruzarlos con todo tipo de datos de interés: sexo de los alumnos, titularidad del centro, nivel de estudios de los padres (ver gráfico superior en esta misma página), pero también edad y hábitos de los profesores, métodos pedagógicos, modelo de dirección, tiempo de permanencia del director, etc. Pero también por comunidad autónoma de origen.

Ahí está el detalle

Todos estos datos permiten hacerse una idea de lo que hay que mejorar en el sistema, qué es lo que hay que corregir, dónde se debe insistir más, y diseñar estrategias para disminuir el fracaso escolar y corregir las desigualdades sociales. Pero también permite establecer comparaciones de unas comunidades con otras… Y ahí está el problema: a ningún político le gusta que lo comparen.

Porque el Inecse puede ser también un instrumento político de primer orden, al evaluar los logros de las distintas consejerías, y por tanto poner en solfa las grandes innovaciones pedagógicas, que habitualmente cuestan montañas de dinero público.

Sin embargo, a toda España debería interesar si la gratuidad de los libros de texto es una medida de calidad o de justicia social –es lo que pretenden las comunidades que lo han implantado, tanto del PP como del PSOE, y que ya ha pasado a los programas electorales de cara a las generales– o una medida electoral pagada con el dinero de todos que a la larga va a encarecer los libros y encadenar un dinero que podría ser utilizado mejor.

Ahorrar dinero público

Eso, hablando de medidas que cuestan –relativamente, que en Educación todo cuesta mucho– poco. Pero, ¿a quién no le gustaría saber si mantener los centros abiertos a todas horas es una medida de valor educativo, o una medida social disfrazada de aumento brutal del presupuesto del MECD? ¿De verdad va a resolver problemas o va a crearlos instalar un ordenador en el aula cada dos alumnos? (y me refiero al programa del PSOE porque aún se sabe poco de las propuestas del PP, pero lo mismo vale para unos que para otros).

Pues hay comunidades que, apostando por un modelo educativo concreto, de momento sólo presumen de la cantidad de dinero que les cuesta y de lo modernos que son, pero hasta ahora nada avala sus grandes logros.

Otro caso es el catalán, que normalmente no colabora con el Inecse escudándose en las “competencias básicas”, especialmente para el nivel de Lengua castellana. El problema de las competencias básicas es que detecta si los alumnos saben o no los mínimos imprescindibles para manejarse, pero dice poco del nivel real (que es precisamente lo que le interesa al nacionalismo).

Por tanto, el Inecse podría ser el instrumento imprescindible para mejorar el sistema, ahorrarse miles de millones de euros en Educación o –mejor aún– emplearlos allí donde hacen falta… si no hubiera intereses políticos (y de otro tipo) por medio.

Claro que, el Inecse por sí mismo tiene un valor relativo: es necesario complementarlo con las estadísticas educativas y con la medición de resultados mediante pruebas objetivas y externas: sin embargo, encontrar estadísticas sobre Educación de calidad es cada vez más difícil, entre el ocultismo del gobierno y las comunidades, y las ya difíciles de desentrañar “estadísticas Logse”.

Y la única prueba externa que quedaba, la Selectividad, tiene los días contados (aparte de que conocer los resultados a un nivel significativo, el de centro, es misión imposible.

Y es que lo que necesita el sistema educativo –y no se ha visto en ningún programa electoral– es transparencia de cara a la sociedad, especialmente de cara a los padres. Y exigirlo es tarea suya.

Poco hábito de lectura

Una de las denuncias más graves del Inecse –entonces INCE– fue la del escaso hábito de lectura que durante la Primaria desarrollaban los alumnos. A raíz de aquello, la LOCE hizo hincapié en el fomento de la lectura, y la oposición planteó innovadores programas para que todos los centros dispusieran de bibliotecas bien dotadas. Habrá que esperar a mediados de este año para saber si hemos avanzado algo.

Tendencias “suicidas”

Al menos es lo que cabe conjeturar tras conocer la evolución de los directores del Inecse desde la llegada del Partido Popular al Gobierno en 1996. Los dos directores del antiguo INCE, el prestigioso José Luis García Garrido –catedrático de Educación comparada en la UNED y una de las personas con mayor reputación en el mundo educativo– y Gerardo Muñoz, que publicó los últimos datos y vivió el cambio de nombre impuesto por la LOCE, se fueron/fueron cesados tras la publicación de datos que no sentaron bien en el Ministerio de Educación.

García Garrido dijo en una entrevista aquellos de que en España el fracaso escolar era del 25%, y Esperanza Aguirre lo cesó. Gerardo Muñoz publicó, a punto de irse, una estadística de becas que el MECD negó que existiera poco antes.

¿Actos de honradez o suicidios políticos? Una mezcla de ambos, parece, porque una de las características comunes de los directores del Inecse ha sido sentirse con las manos atadas, y eso cansa a cualquiera.

Ir pronto a la escuela

Otro de los descubrimientos es la importancia de una escolarización temprana para el niño de cara a su rendimiento futuro. De ahí viene el hincapié de los partidos en favorecer esta etapa educativa. Aunque también es cierto que dichos datos deben ser tamizados a la luz de la realidad socioeconómica de España: tardan más en escolarizar los padres con bajo nivel cultural.

Santiago Arellano, director del Inecse: «La evaluación no sirve si no se coordina todo el sistema”

Santiago Arellano es conocido en este mundillo como el director general de Educación de Navarra, la persona que ha conseguido bajar los niveles de fracaso escolar de su región a la mitad que la media nacional. Tras las elecciones autonómicas, el MECD lo ha designado como director del Inecse. Su máximo objetivo ahora es que este organismo comience a funcionar: si lo consigue, pasará a la historia como “Arellano Magno”.

—¿Cómo va a enfocar el concepto de calidad?
—Primero me gustaría centrarme en las grandes áreas de actuación de esta casa: la Revista de Educación, los indicadores de calidad y las evaluaciones nacionales e internacionales. La Revista de Educación goza de enorme prestigio, y participan en ella multitud de profesores universitarios, pero me gustaría que se adecuara más al trabajo que hace esta casa: tratar los temas que las evaluaciones descubren que no funcionan bien, etc.

—¿Los indicadores son los clásicos del Inecse?
—Son los internacionales (dependientes de la OCDE) y los nacionales, que se realizan cada dos años. Y aquí me gustaría hacer un inciso: la “cultura de la evaluación” no son sólo las evaluaciones y ya está, sino que hay que trabajar con los indicadores, conocerlos. Hay que difundir el conocimiento de los indicadores en los centros.

—¿Qué evaluaciones internacionales?
—Hay muchas, todas con prestigio: iberoamericanas, dependientes de la Unesco, etc. Pero la más contundente en estos momentos es el proyecto PISA, dependiente de la OCDE.
Nuestra tarea no debe ser sólo llevar a cabo estas evaluaciones, sino divulgar todo lo que se pueda el proyecto PISA, que llegue a la escuela, que el docente sepa lo que puede preguntar, y pueda así orientar sus objetivos.

—Las complejas son las nacionales…
—La LOCE encomienda a este centro los planes nacionales de diagnóstico, y esto es importante. Porque las evaluaciones realizadas hasta ahora eran muestrales, pero la gran novedad de la Ley de Calidad es que, al tener que informar a padres y alumnos, estos estudios serán a partir de ahora censales, es decir, participarán todos los alumnos.
Será una tarea compartida por los centros, las comunidades y el Inecse, cada uno en su nivel de responsabilidad. El problema es que estas evaluaciones censales han sido recurridas al Tribunal Constitucional, por lo que aún están en el aire.

—¿Y habrá que esperar a que el TC decida para ponerse en marcha?
—Estamos trabajando en ello. La tarea urgente es saber qué conocimientos son los esperables en los alumnos de 6º de Primaria y 4º de ESO en Lengua y Matemáticas, que son los primeros objetivos. Una vez sabido esto, se hará una prueba censal si lo permite el TC, o muestral como hasta ahora.
La idea es que una sola prueba sirva para llevar a cabo todos los estudios. A mí me gusta más hablar de la “cultura de la mejora permanente” que de la evaluación, porque ésta tiene que tener consecuencias en el modo de trabajar de los docentes, en la formación del profesorado, etc.

—¿También en el reconocimiento de los méritos de directores y docentes?
—Creo que la labor de este instrumento evaluador no tiene sentido sin estar en coordinación con los otros sectores responsables del ámbito educativo. Si no es sólo una fotografía más o menos agradable. Si sólo hay fotos, pero no remedios –es decir, pedagogía– no hacemos nada.

—¿Por qué no quieren compararse?
—Yo lo entiendo: si se tienen sólo en cuenta los resultados no se ven los esfuerzos realizados.

Salomónico

“Estamos ante una situación curiosa”, nos dice Santiago Arellano al hablar de la colaboración de las autonomías, “porque las comunidades quieren saber qué ocurre en sus centros, pero no quieren –de momento– compararse con las otras regiones. Pero el que quieran saber cómo se encuentran es ya un avance muy positivo”. ¿Cómo conseguirlo? Arellano plantea la posibilidad de que las comunidades hagan la muestra censal, y pasen sólo la muestral al Inecse. Si Salomón levantara la cabeza…

 

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