Niños de todo el mundo a favor de la convivencia

Autor: Zaida PÉREZ DE ARANDA

En 1964 el educador y poeta español Lorenzo Vidal fundó el Día Escolar de la No-Violencia y la Paz (Denip). Persona muy comprometida con la convivencia en las aulas y autor de diversos libros y artículos sobre Educación para la Paz, Vidal no sólo lanzó esta iniciativa pionera a nivel mundial, sino que creó, asimismo, unos materiales didácticos que sirvieran de pauta para trabajar este tema en los centros educativos.

De modo que el Día Escolar de la No-Violencia se creó, en palabras de su propio fundador, “como una iniciativa no estatal, ni gubernamental, totalmente independiente, libre y voluntaria de Educación no violenta y pacificadora”. La fecha elegida fue el 30 de enero. El motivo, el aniversario de la muerte de Mahatma Gandhi, el hombre que con su lucha pacífica y sus acciones de no-violencia consiguió que la independencia de la India se hiciera realidad. También se conmemora la muerte de Martín Luther King, asesinado al igual que Gandhi, del cual aprendió que la resistencia pacífica era el arma más potente para luchar por la libertad.

Con todo, en algunos países del Hemisferio Sur no se celebra hasta el 30 de marzo. Si bien la idea es la misma: propugnar “una Educación permanente en y para la concordia, la tolerancia, la solidaridad, el respeto a los derechos humanos, la no violencia y la paz” (seguimos con palabras del fundador del Denip).

El Denip fue reconocido por el Ministerio de Educación mediante la Orden Ministerial del 29 de noviembre de 1976. Ahora bien, el respaldo definitivo llegó en 1993 cuando la Unesco reconoció la fiesta, que se convirtió en Día Mundial todos los 30 de enero. Una distinción, sin duda, culpable de que el mensaje principal del Denip se haya popularizado hasta tal punto que son muchos los institutos, colegios, instituciones y organismos que, a nivel mundial, celebran este día con diferentes tipos de actos y actividades.

Y es que esta celebración es una oportunidad para que los centros escolares se conviertan en instrumentos de paz y entendimiento entre personas de distinta formación, raza, cultura y religión. No en vano, la escuela es un reflejo de una sociedad con la que comparte defectos, pero en la que también se educa para la vida y se busca desarrollar en los alumnos las capacidades y competencias necesarias para una participación social activa. Se trata, por tanto, de evitar la violencia en el roce diario con compañeros, profesores, familiares, etc.

En definitiva, un mensaje muy sencillo: “El amor es mejor que el odio, la no-violencia, mejor que la violencia, y la paz, mejor que la guerra”. O, como versa el himno del Denip: “Sin diferencias de raza, de lengua ni de pensar, en un abrazo fraterno… Defensores de la vida, sin armas para matar, cual ciudadanos del mundo, unamos para cantar nuestro aliento, mensajeros de amor, no-violencia y paz”.