Oro parece, plata no es

Autor: Esther ORIZ

El Museo Geominero de Madrid lleva organizando una serie de actividades en las que es casi obligatorio tocar. El primer año se realizó el taller Del yacimiento a la vitrina, que enseñaba a los escolares el proceso de un fósil desde su descubrimiento hasta que se expone en el museo, un camino largo y con muchos procesos. Pero desde el año pasado, y debido a la gran expectación por parte de la comunidad escolar, decidieron incluir una serie de imnovaciones en el reconocimiento mineral.

Un grupo de estudiantes se afana en descubir de qué mineral se trata. Es una tarea que les suena, ya que en clase les han dado una serie de nociones básicas, pero ahora les toca pasar a la práctica y enfrentarse a la geología, tan estudiada pero al mismo tiempo desconocida. Silvia Menéndez, una de las responsables del taller, nos explicó que “el objetivo no es simplemente que los escolares reconozcan un mineral, sino que los más jóvenes tengan la posibilidad de tener entre sus manos un fósil o mineral original, aunque también intentemos incidir en sus principales características”.

La actividad se realizó en una sala anexa al museo, donde los monitores impartieron una pequeña introducción a un grupo aproximado de 15 alumnos. Para Rafael Lozano, uno de los monitores, “el primer paso para comprender el mundo de los minerales es saber qué mineral tenemos entre las manos, que es lo más basico que se tiene que enseñar”. De la teoría impartida antes del taller a la práctica; en definitiva, lo que les ilusionaba a los alumnos. Divididos en tres grupos, cada uno pudo reconocer un mineral a través de las instrucciones del monitor y de un esquema aclaratorio realizado para la ocasión.

Precisando características

El color, brillo o raya son los rasgos de un mineral. Por ejemplo, se comprobó la dureza de éstos usando diferentes métodos como el de intertar rayarlo con un destonillador o con algo tan sencillo como la uña. Otra característica es la del magnetismo, que pudieron experimentar a través de un imán.

Después de realizar el proceso de identificación, los monitores intentaban establecer una relación entre lo que podría ser un aspecto meramente natural o técnico con un inconsciente uso en la vida normal. Los participantes del taller quedaron sorprendidos al saber, por ejemplo, que la fluorita se puede encontrar en la pasta de dientes o que la malaquita se utiliza bastante en joyería.

“He aprendido mucho en este taller y me ha ayudado a comprender mejor la teoría. Además, cuando vaya por el campo y encuentre un mineral, lo podré analizar de una forma un poco más científica”, nos contaba una estudiante del Colegio “Sagrado Corazón”.

Los profesores también se mostraron satisfechos con el taller, pues son actividades interesantes y distintas de las que hacen normalmente en el aula. Según nos contó uno de los profesores que acompañaba a los escolares, “les ayuda normalmente a comprender mejor la teoría que les damos y resulta más divertido que una clase normal”.

Mirando las colecciones

Cuando finalizó el taller, los más jóvenes continuaron reconociendo los minerales expuestos en el museo. Después de una breve explicación de la distribución e historia del museo, los alumnos debían buscar una serie de minerales de acuerdo con sus características.

Así, recorrieron algunas de las 257 vitrinas distribuídas en las tres plantas del museo. Sus fondos poseen una gran riqueza y variedad, de modo que los escolares disfrutaron con los recursos minerales y fósiles de muchos de los terrenos geológicos y arqueológicos de España y de distintos lugares del mundo.

Más de 200 vitrinas

El Museo Geominero de Madrid, situado en la primera planta del Instituto Geológico de España y catalogado como Bien de Interés Cultural desde 1998, posee una gran colección de minerales y fósiles de España, así como de los más importantes yacimientos internacionales.

Sus fondos se reparten en cuatro plantas con más de 200 vitrinas a la vista de los visitantes, muchos de ellos escolares.

Entre sus colecciones podemos destacar la referida a las rocas, así como la de flora e invertebrados, sin olvidar la de fósiles procedentes de países extranjeros.