Bachillerato: ¿tres cursos o dos cursos en tres años?
Dos iniciativas paralelas se han dado cita en este comienzo de curso, ambas relacionadas con una reforma del Bachillerato. Una de ellas, propuesta por el Departament d´Educació de Cataluña –regido por el PSOE– consiste en permitir alargar el Bachillerato actual –el más breve de Europa– de forma artificial a tres años, pero sin modificar sus contenidos: básicamente, es una especie de "adaptación curricular" para que los alumnos que no puedan acabarlo en dos años lo puedan hacer en tres sin ser considerados repetidores.
La segunda, presentada hace unas semanas en forma de manifiesto por parte de la Asociación de Profesores de Secundaria, y que contó con el apoyo de relevantes personalidades del mundo de la Educación (véase el número anterior de MAGISTERIO), pretende que se rediseñe un Bachillerato de tres cursos completos para recuperar la exigencia académica perdida.
Han apoyado la primera propuesta, según El País, UGT, Ceapa y el MEC (según este diario independiente, «la comunidad educativa»). El segundo anda recogiendo firmas y adhesiones centro a centro o por internet.
Pero en lo que ambos coinciden es en el diagnóstico (aunque los primeros no lo digan explicitamente): lo que ha fracasado es el modelo de Bachillerato de la Logse, que se ha convertido en un acumulador de alumnos y en un segundo generador de fracaso tras la ESO.
Acumulador
La prueba de que el Bachillerato se ha convertido en un acumulador más de alumnos, como lo es la ESO (sobre todo en 2º y 3º) lo tenemos en las cifras del MEC:
– En 3º de ESO el 39% son repetidores;
– en 4º de ESO el 38% (y eso que muchos abandonaron en 3º al cumplir los 16 años);
La gran mayoría de los repetidores se van al fracaso escolar, a su casa con el título de la ESO o a la FP de Grado Medio (poco más del 10% no han repetido antes). Sin embargo:
– el 34% de los alumnos de 1º de Bachillerato son repetidores (39% en la enseñanza pública);
– el 44% de los alumnos de 2º de Bachillerato han repetido alguna vez (47% sólo en la pública).
Desgraciadamente, no hay manera de saber el número real de repetidores, pues Andalucía no facilita estos datos al MEC desde hace décadas.
Pero, ¿cuántos promocionan?:
– en 1º de Bachillerato, el 69%, y no promociona el 31%;
– en 2º de Bachillerato, el 66% (no lo hace el 34%);
Es decir, la baja preparación de la ESO convierte al Bachillerato en una prolongación de esta etapa posobligatoria, manteniendo unas tasas de repetición, abandono y fracaso similares. Y terminará convirtiendo a la universidad en algo similar, a poco que le dejen.
Las opciones, como hemos dicho, son dos: construir un Bachillerato exigente que obligue a revisar hacia atrás los contenidos de la ESO, como propone la APS; o extender las consecuencias de la Logse a las etapas posobligatorias y aplicar sus métodos.
Luego, la Universidad decidirá si se queda sin alumnos, o vuelve a bajar el nivel para no prescindir de muchos de ellos.