La repetición nos cuesta alrededor de 1.500 millones de euros anuales

Autor: José M. LACASA

El sistema educativo francés, del que han copiado tradicionalmente nuestras autoridades educativas a la hora de pensar en uno propio, siempre ha tendido a utilizar la repetición como sistema de acogida de los alumnos más retrasados. En España, esta copia, a las que hay que sumar nuestras innovaciones patrias, se ha convertido en un agujero negro para los siempre escasos recursos: sirve para paliar un desastre, no para prevenirlo.
Tras los años de la promoción automática Logse –en el que se retrasaba la repetición de manera absurda hasta hacerla aún más improductiva por tardía– la única modificación que se les ocurrió a los autores de LOCE y LOE fue adelantar la repetición. Lo cual era imprescindible si no se quería cambiar demasiado el sistema, sino parchearlo. Pero a todas luces insuficiente, dadas las enormes cantidades que nos cuesta.
Según los datos facilitados por el MEC para el curso 2004-05, en ese año se matricularon en la ESO un 16,5% de alumnos que ya estaban en el mismo curso el año anterior, alrededor de 320.000 alumnos (la cifra está estimada a la baja, puesto que el cálculo para Andalucía –que no facilita estos datos– es extremadamente generoso).

Un 20% más de alumnos

Esto significa que las cohortes de la ESO están engordadas en un 20%, con el considerable coste que ello supone: en aulas, en unidades, en docentes.
Docentes que tienen que enfrentarse a aulas al límite de las ratios, y que podrían estar empleados en desdobles, en apoyos, en prevenir la repetición.
Si según el Sistema Estatal de Indicadores de la Educación, en el año 2003 nos gastamos una media de 4.807 euros de media por alumno de Secundaria, basta multiplicar los 320.000 alumnos repetidores anuales por esa cifra para establecer su coste: poco más de 1.500 millones de euros anuales, sólo en la ESO.

Primaria y posobligatoria

Estos datos no cuentan la repetición en Primaria (alrededor del 12% de los alumnos repiten en esta etapa) ni la de los niveles posobligatorios (Bachillerato y FP de Grado Medio), que tienen tasas de repetición muy superiores a las de la ESO.
Hace unos años estuvo en España –en un seminario organizado por el MEC– Dennis Meuret, un investigador francés que lanzó una pregunta a modo de desafío que parece nadie ha querido responder: “Está demostrado que no hay diferencia entre repetir y pasar de curso con apoyos. Que un alumno repita cuesta entre dos y tres veces más que el hacerle pasar de curso y ponerle un profesor de apoyo. ¿Por qué en nuestro sistema conseguir un profesor de apoyo es dificilísimo, y repetir es automático?