"Nos preocupa el fracaso escolar en Bachillerato"

Ya ha hecho balance de sus actuaciones a lo largo de esta Legislatura ¿Cuál sería el balance personal y profesional de estos últimos cuatro años?
El balance personal es muy positivo porque he tenido la suerte de elegir a un equipo de colaboradores excelente que han trabajado intensamente y que ha superado las expectativas. El éxito de todo el equipo es del 100%. En cuanto al balance externo, he tenido toda la aprobación, comprensión y asesoramiento del Gobierno regional. Estoy plenamente satisfecho, y en particular con el Presidente, que nunca me ha puesto ningún condicionante. Mi valoración de 0 a10, es de un 10.

El tono de su respuesta sonaba a epitafio, ¿continuará el consejero en el caso de que continúe el mismo gobierno?
Siempre digo que eso depende de tres factores: que el PP gane las elecciones autonómicas; que el candidato, Juan Vicente Herrera, cuente conmigo en este cargo o en otras obligaciones y, en tercer lugar, que el interesado acepte.

Los dos primeros factores podrían estar resueltos y el tercero que depende de usted…
Uno tiene familia, aficiones, ganas de hacer muchas cosas… No me gusta adelantarme a los acontecimientos, prefiero esperar al momento.

No obstante, el trabajo de su Departamento dejará un legado muy importante con el Plan de Enseñanzas de Régimen Especial, desarrollo del Plan de Convivencia, II Plan de FP, el bilingüismo… El camino que se han marcado ahora es alcanzar la excelencia, ¿En qué va a consistir?
Una vez me preguntó un periodista que en qué se diferenciaba la calidad de la excelencia y yo le contesté: la calidad es estar por encima de los países de la OCDE y la excelencia es ser Finlandia. El sistema educativo de Castilla Y León ha logrado tener una personalidad propia con sus peculiaridades y una calidad contrastada, pero no podemos pararnos aquí porque nuestro referente no son otras Comunidades Autónomas, sino Europa. Por este motivo, trabajaremos en compromisos versados en indicadores, profundizando en lo que ya hemos hecho y poniendo en marcha un buen sistema curricular, potenciando las TIC y  el bilingüismo. También tenemos que disminuir el fracaso escolar, el absentismo, aumentar el índice de titulación en la postobligatoria… El objetivo es estructurar una base para ponerla en marcha la próxima legislatura. Creo que con sólidos cimientos es fácil trabajar y Castilla y León los tiene y también buenos actores.

Al analizar los datos de PISA, vemos que Castilla y León ha mantenido el nivel de exigencia y esto no ha provocado que se resientan las cifras de fracaso escolar. Esto es lo que se ha hecho en la reforma británica y en otros países.
Lo que dice es importantísimo. Los indicadores deben de ser una ayuda, pero nunca un fin último. El sistema educativo no tiene que trabajar nunca para disminuir el fracaso escolar porque podría caer uno en la tentación de disminuir el nivel de exigencia y, por lo tanto, el fracaso escolar baja.

Se ha hecho en otras CCAA.
(Sonríe). Sí es así, pero eso es hacerte trampa a ti mismo porque estos alumnos no fracasarán en Secundaria, pero sí en Bachillerato o en la Universidad. Por lo tanto, creo que hay combinar la exigencia y búsqueda de los indicadores de calidad, pero siempre basados en el esfuerzo. Ese es el secreto. En eso estamos trabajando y cuando en un indicador se pierden puestos es lo que hay que analizar. Por ejemplo, las tasas de idoneidad indican que tenemos muchos repetidores, pero sus resultados, sin embargo, no son malos. Nos preocupa mucho el tránsito de Primaria a Secundaria porque se producen muchos cambios en la vida del alumno y tenemos que mejorar en este sentido.

Hablando de la repetición que, en efecto, es de los pocos datos donde Castilla y León aparentemente va mal, al analizar los datos de PISA los repetidores de Castilla y León obtienen 20 puntos más que los de País Vasco y 40 más que la media nacional. ¿La repetición aquí sirve para algo?
La repetición puede ser un factor positivo. Lo ideal es que la repetición sea baja y también el índice de fracaso escolar. No obstante, a nosotros nos preocupan los índices de fracaso escolar porque si analizamos la tendencia general, fijándonos en los países de la OCDE, vemos que los índices en Primaria y Secundaria se sitúan en torno al 10% y en la postobligatoria bajan. Sin embargo, si los comparamos con nuestros datos, vemos que en Primaria el índice es excelente con un 6,5%, por debajo de la media de Europa; en Secundaria se fija en el 18,6%, por encima de Europa, y en Bachillerato estamos en torno al 30%, un dato que es totalmente anómalo, mientras que en la FP estamos en un 10%. Por tanto, algo pasa aquí y nos preocupa. El Bachillerato presenta un problema estructural y los expertos indican que se debe a la extensión de sus currículos. Creo  que al Bachillerato le falta algo y, quizá, le sobre algo a otra etapa.

Una opinión que engancha con la vieja reivindicación de alargar el Bachillerato un tercer año, ¿usted es partidario?
Añadirle un año más al sistema a lo mejor no es bueno, pero habría que convertir algún año de Secundaria en un año del prebachillerato. Esto fue lo que intentó la LOCE. Creo que habría que reestructurar el sistema, pero no es competencia de las CCAA. Lo que no se podría hacer es rebajar la Secundaria y añadir un año más al Bachillerato. Habría que analizar muy bien todas las etapas.

Vemos como existe un cierre de filas del PP para que no se rompa España, ¿realmente la cosa es tan grave?
En mi opinión, la Educación debe de ser un problema de Estado. Por ello, entre las CCAA tiene que existir una vertebración del sistema con unas reglas mínimas comunes  y la LOE ha roto este principio de vertebración.

Un Plan que está funcionando muy bien y que ha sido replicado por otras CCAA es el Observatorio de la Convivencia, con resultados, informes periódicos públicos y cercanía al problema.
Éste ha sido uno de los proyectos que mejor se ha hecho en esta Comunidad. Además, se han dado pasos bastante medidos. El Observatorio es muy importante porque la recogida de datos es muy rigurosa por los centros y los resultados, además de hacerse públicos, se dan a todos los responsables implicados: Administraciones, sindicatos, centros, Delegación del Gobierno… Porque la convivencia es un problema social, no sólo educativo.