¿Alguien se cree que los ordenadores van a salvarnos?
Se quejaba un médico de que en el Debate sobre el Estado de la Nación no se aludiera a los problemas de nuestra Sanidad. Que no se quejen porque la única alusión a lo nuestro fue la tontada de los ordenadores. Pregunto y acuso: ¿Es lo único que tiene que ofrecer todo un presidente del Gobierno a los ciudadanos de un país que está a la cola en casi todos los indicadores nacionales e internacionales? ¿Alguien se cree que los ordenadores van a salvarnos? ¿Será que el iluminismo tecnológico –dos corrientes arrancaron, de las que ya nadie habla, desde Extremadura y Aragón hará casi diez años ha abducido también a los habitantes de La Moncloa?
Me decían ayer mismo que la genial idea procede de los asesores del Presidente y me cuadra: primero, desconocimiento absoluto de la realidad educativa; segundo, papanatismo informático; tercero y sobre todo, experto en marketing político con mandato expreso de arañar un puñado de votos para las Europeas. Que digo yo que por qué no hacen marketing político con la madre que los parió y nos toman en serio a los que nos importa la Educación por el simple hecho de que la Educación es importante y porque nos jugamos mucho. Deberían continuar en la línea de los chiringuitos de la playa, las bombillas, los fumadores, etc. y no manosear las cuestiones de peso.
Que nadie se confunda. Los ordenadores son una herramienta capital: tener que aclararlo me parece absurdo. Más fino hilaba el responsable de Toshiba cuando dijo aquello de que le gustaría vender portátiles con enciclopedias dentro. Pero a los asesores las enciclopedias les importan un rábano: ordenadores de colores y cuantos más mejor. Por cierto, no se pierdan el espléndido análisis que demuestra la relación inversa que da en nuestro país entre número de ordenadores por alumno y resultados en PISA. ¿Relación inversa? Como lo oyen. ¿La culpa es de los ordenadores? Obviamente no. Habrá que buscar entre los papanatas e iluminados tecnológicos. En fin, nadie duda del papel fundamental de la tecnología en la sociedad del conocimiento. Lo preocupante es que fue la única propuesta, la única idea, la gran solución al drama educativo que vive nuestro país. Pero, ¿cómo no se nos había ocurrido antes? ¡Ordenadores es lo que necesitamos, coño!