El modelo de Dirección LODE también se resquebraja

Algo se está moviendo en torno a la figura del director escolar. Hace unas semanas CiU presentó una propuesta para reforzar el papel del director en la resolución de conflictos y ahora es el PP el que quiere ir al fondo del problema y propone profesionalizar la función del director.

Meterle mano a este asunto es algo más que modificar media docena de aspectos administrativos. El director LODE es todo un símbolo, un tótem de la ideología que inspiró aquella ley. El modelo de Dirección, de gestión y de participación que impulsaron las reformas de los 80 y 90 está basado en aquello de democratizar las aulas, suprimir los cuerpos y sentar codo con codo a padres, profesores, alumnos, PAS… y a cualquiera que quiera echar una mano porque esto de la Educación nos incumbe a todos, “educa la tribu”, etc. etc. Se trata de ese concepto de “comunidad educativa global” que resulta tan hermoso como gaseoso y tan ajeno a cualquier paradigma profesional conocido, al menos en Occidente.

Pero una vez más tienen que ser los datos los que derriben prejuicios o, si no, no hay manera. Resulta que durante los meses en que estuvo en vigor el modelo de Dirección LOCE, en el que la Administración tenía más peso en la elección del director, el número de candidatos se elevó hasta el 72%. Con la LOE y la vuelta al modelo en que es el centro el que decide, el porcentaje de candidatos ha vuelto a caer al 30%, o sea como con la LODE. Todo muy democrático y muy asambleario, pero muy poco profesional; y en esas condiciones nadie quiere ser director. Dirigir cualquier equipo humano, empresa pública o privada, ONG, fundación, etc. requiere de profesionalidad y en ningún caso los empleados y usuarios eligen al director. ¿Por qué en la escuela debe ser distinto?