El PP se plantea recuperar la ‘reválida’ al término del Bachillerato y suprimir la PAU
“Evaluaremos los conocimientos de los alumnos con una prueba de carácter nacional”. Así de escueto es el programa electoral del PP. Si embargo, en el llamado Documento de Toledo, donde se explicitan los planes del PP para Educación se concreta más, al proponer “un modelo de prueba final de Bachillerato y acceso a la Universidad análogo al de los principales sistemas educativos de la Unión Europea”. Esta prueba, junto con el Bachillerato de tres años, es una de las propuestas más significativas del programa popular.
Con respecto a la sustitución de la Selectividad por otra prueba, es un viejo tema que no se ha abordado hasta hora. Incluso se ha desaprovechado la oportunidad de Bolonia para hacerlo. La Selectividad actual no cumple su función pues aprueba el 90%. En el fondo, esta propuesta del PP coincide con la reivindicación de la Asociación Nacional de Catedráticos de Instituto (Ancaba) cuyo presidente, Felipe de Vicente, aseguraba a MAGISTERIO en abril de 2010 que con una prueba externa ligada al título de Bachillerato ya no sería necesario realizar la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU) que, además, no cumple la función para la que estaba pensada.
El objetivo fundamental de esta reforma es elevar el nivel actual de los alumnos españoles en cuanto a cualificación en la enseñanza postobligatoria. Todavía nos encontramos muy lejos de los objetivos de Lisboa, donde se fijó el reto de lograr que el 85% de los jóvenes españoles tuviesen estudios de Secundaria Superior, el equivalente a nuestro Bachillerato y FP de Grado Medio.
Adelanto a los 15 años
Con esta reforma, y aunque la enseñanza obligatoria continuaría hasta los 16 años, la enseñanza comprensiva terminaría a los 15 –el año de finalización de la nueva Secundaria General– pero, como los alumnos tienen que estar un curso más en el sistema, es más probable que quienes empiecen los estudios postobligatorios los acaben. La propuesta es encaminar a los alumnos a los 15 años hacia alguna de las tres vías: PCPI, Bachillerato o FP.
Al mismo tiempo, con un Bachillerato de tres años se evitaría lo que sucede ahora, que el segundo curso se emplea en preparar las PAU. Según Felipe de Vicente, “una prueba externa lograría que esta etapa cumpliese los objetivos para los que está diseñada, cumpliendo unos currículos que luego, en la prueba final, se comprobaría que los alumnos han asimilado convenientemente, demostrando su grado de madurez para acceder a estudios superiores”.
Por lo que respecta a la otra gran reforma, el MIR educativo, tanto PP y PSOE como UPyD coinciden en que se trata del modelo más idóneo de selección del profesorado. UPyD se atribuye la idea, ya que es una iniciativa que esta formación presentó en el Congreso de los Diputados en 2009 y también figura en las 20 propuestas para un Pacto de Estado de Educación que Rosa Díez le entregó a Gabilondo. El PP la lleva en su programa con esta redacción: “Pondremos en marcha un nuevo modelo de selección y formación de carácter nacional para el acceso a la profesión docente, que atraiga a los mejores expedientes académicos y tenga como criterios de selección el mérito y la capacidad”. Según el sindicato AMES, el modelo de acceso del PP es como el MIR, es decir, prueba de entrada, fase de formación y dos años de prácticas remuneradas.
En la línea de medidas que afectan a la selección o al de-sarrollo profesional del profesor, el PP también quiere una ley nacional que le reconozca como autoridad pública. La carrera docente es otra de las propuestas que el PP querrá desarrollar si gobierna. En ella se distinguirían grados y funciones y se introducirían incentivos a los docentes. La profesionalización de la dirección y de la gestión sería otra de las medidas que el PP aplicaría en Educación.