El TSJ homenajea a los participantes en los ocho años de Educando en Justicia
El Tribunal Superior de Justicia de Cantabria (TSJC) ha rendido homenaje a los directores de centros, profesores y alumnos y a los magistrados, secretarios, fiscales y funcionarios que han hecho posible el programa Educando en Justicia en sus ocho años de vida. Desde que esta actividad de puso en marcha, en 2006, han sido 34 los centros educativos, entre institutos y centros concertados, que han participado en esta iniciativa e incluso muchos de ellos han repetido la experiencia año a año.
Con motivo de su 25 aniversario, el TSJ ha reconocido la labor de quienes han hecho posible esa acercamiento de la Justicia a los jóvenes y les ha entregado, como muestra de ese reconocimiento, un grabado firmado por la diseñadora del nuevo logotipo del Tribunal, Teresa Meaza.
Según informa el TSJ en una nota, alrededor de 8.000 estudiantes han pasado por las salas del Tribunal para asistir a juicio, y muchos de ellos han tenido la oportunidad de enfundarse una toga para representar un juicio de menores bajo la dirección de alguno de los jueces y magistrados que están comprometidos con esta actividad. Durante este tiempo, también han recibido las explicaciones de secretarios judiciales y fiscales que participan en las vistas, así como nociones sobre del funcionamiento del Registro Civil a cargo del funcionario encargado de este servicio.
En el acto de homenaje, el presidente del TSJC, César Tolosa, ha agradecido el compromiso de unos y otros y ha subrayado el "ejercicio de transparencia" que supone que la actividad de la Justicia sea esencialmente pública.
El profesor Juan Barquín, del Colegio Atalaya, quien ha hablado en nombre de los centros, ha sugerido que el Tribunal Superior de un paso más y ponga un marcha el programa de Juez de Paz Educativo que ya se desarrolla con éxito en el TSJ de Murcia. Tolosa ha recogido el guante y ha mostrado su disposición a trabajar por hacer realidad esta actividad, aunque ha advertido de que son los centros quienes tienen que comprometerse con ese programa, ya que los verdaderos protagonistas, los que se convierten en jueces de paz, son los alumnos.