Educación artística: los niños felices de Finlandia

El Instituto Iberoamericano de Finlandia, situado en Madrid, acoge hasta el próximo 24 de noviembre una exposición titulada La Educación artística en Finlandia. Una buena excusa para acercararse a la formación artística que reciben algunos niños y adolescentes del país que tan bien queda en los informes PISA y que muchos tienen como modelo a seguir.

La exposición incluye una muestra de las obras que han hecho los alumnos de la Escuela de Arte Porvoo, un centro municipal que acoge a chicos de entre 0 y 19 años. Las artes visuales son el eje de esta actividad que no pretende crear artistas profesionales, sino que el “énfasis se pone en la creación y comprensión de las artes plásticas con el fin de poder gozar de las mismas”, recuerdan desde la escuela.

Así, los niños de esta escuela de la todopoderosa Finlandia pintan en diferentes superficies, incluido su cuerpo, hacen figuras de plastilina, modelan barro, construyen coches, hacen collares, confeccionan tocados y ropa, tocan instrumentos, construyen maquetas, hacen teatro, animación cinematográfica y mucho más. Y todo ello porque “yo creo que el humano ha nacido para crear, lo nuestro no se trata de hacer arte, sino de utilizar todos los idiomas que uno tiene para expresarse y explorar el mundo que le rodea”, explicaLeena Stolzmann, rectora de la escuela. Poniendo el énfasis “en una actitud abierta y sin prejuicios para con diferentes métodos de trabajo”, añaden desde la escuela. Esta actitud abierta incluye también el desarrollo de la expresión personal, así como “el arte de aprender juntos”, surgiendo las percepciones desde “la experiencia propia y por medio de la interacción con otros”, valorando el trabajo individual y el que realizan los demás.

Hablamos de una formación complementaria a la que los alumnos reciben en sus respectivos colegios, donde el arte se estudia y practica de manera obligatoria, como recuerda Stolzmann. Por ello, la escuela de Porvoo trabaja de acuerdo con el plan curricular de Educación Básica del país. Se trata, por tanto, de una escuela que no es obligatoria, sino que “completa y llena al alumno”, explica la rectora. “La idea es abrir un camino para el niño y el jovencito mientras que crece, para que pueda ir buscando y buscándose. Se trata de ser más y no menos”.

Con este planteamiento base no es de extrañar que la escuela ponga el foco en el proceso creativo y no en el resultado final obtenido. “El objetivo está en desarrollar diferentes habilidades visuales en vez de solo crear obras de arte”, recuerdan desde el centro. “La escuela enseña cómo usar diferentes materiales de distintas maneras y a valorar tu propio trabajo, así como el de los demás a la vez que se desarrolla la creatividad y las formas de expresión , así como la habilidad de interpretar las imágenes mientras que la cultura visual se expande”, añaden.

Los profesores ocupan un lugar destacado en este proceso creativo, “discuten todas las obras con los estudiantes y les dan su opinión. El propósito de la evaluación que realizan es apoyar el trabajo de los alumnos y mejorar su confianza en sí mismos. El feedback que ofrecen los profesores se produce ante el restultado final, así como en el proceso de trabajo en sí mismo. Se anima también a los estudiantes a evaluar su propio trabajo y a reflejar en qué grado han logrado alcanzar sus metas”, explican.

Para esta escuela la enseñanza es algo, “por naturaleza, exploratorio y multisensorial”, dicen desde el centro. Y lo que es casi más importante, “una buena relación con el arte nace con el juego, la alegría y el conocimiento”, añaden. La alegría es pilar fundamental de esta propuesta educativa que marca el proceso de aprendizaje, durante el cual “las fantasías y las ideas se transforman en historias visuales”.

Esta alegría y estas fantasías se materializan con la observación del entorno y al trabajar estas observaciones con la ayuda de diferentes formas del arte. Es por esto que “el entorno y la cultura propia del alumno son importantes para la enseñanza”, dicen en la escuela.

Proponen, por tanto, a los alumnos una manera de entender y disfrutar la vida. Una manera, incluso, de alcanzar la felicidad. Al menos así lo ve Leena Stolzmann: “Yo hablo todo el tiempo de una persona feliz, de una persona rica. Y hablo de una persona rica porque puede ver el espacio donde vive, su naturaleza y disfrutar de todo lo que tiene, aprovechando y amando todo lo que tiene, ya sea haciendo algo artístico, cocinando, lo que sea… Son felices y ricos en este sentido. Todo es compatible”, y la propuesta de esta escuela no es sino una manera de hacer crecer a sus alumnos, de prepararlos para la vida con la creatividad como herramienta para superar los límites.