Hay tiempo para sentar las bases del MIR educativo

Fue una de esas promesas electorales sobre Educación que se han quedado en el cajón. Existía y sigue existiendo un gran consenso tanto político como social. Políticamente, PSOE, PP y UPyD se disputan quién tuvo primero la ocurrencia y me consta que Ciudadanos también quiere un sistema de acceso en formato MIR. Socialmente ha calado esa idea de que “un sistema educativo nunca es mejor que su profesorado” y que, por tanto, poco conseguiremos con cambios estructurales del sistema si no mejoramos la materia prima.

Al margen de las promesas políticas, réditos electorales y demás banderías, se trata de la clave del arco del sistema educativo. El maestro es soberano en su aula y ante eso poco importan leyes orgánicas, decretos, órdenes y reglamentos.

No es fácil de entender por qué el equipo ministerial anterior desaprovechó la oportunidad de mejorar este aspecto central. Se me ha dicho que la idea de fondo es muy compartida pero que a la hora de concretar surgen los malditos intereses creados, fundamentalmente procedentes de sindicatos y universidades. Ya saben: ¿Qué hay de mis interinos…? ¿Qué hay de mi asignatura? etc. Se necesita mucha altura de miras para ser capaz de anteponer el interés general de las familias que también se preguntan: ¿Qué hay de mis hijos?

Publicamos esta semana una entrevista con Jesús Manso, responsable del estudio La voz del profesorado y asesor de la OEI. Apuesta por un sistema MIR pero va al fondo de la cuestión cuando reclama, como condición previa, “definir qué es un buen docente y qué se espera de él”. Más aún, considera que “en el caso de Secundaria sería muy importante porque hay algunos que se definen como ‘físicos que dan clase’ y no como ‘docentes que imparten Física’”.

¿Qué es ser un buen maestro en nuestro tiempo? ¿Qué es educar hoy? ¿Qué es enseñar? Esta es la cuestión.