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Educa un niño, el proyecto de Acnur para escolarizar a un millón de niños refugiados

La iniciativa formativa, que ya ha llevado a las aulas a más de 250.000 pequeños desde 2012, trabaja también en la construcción de escuelas, la Educación con niñas y la creación de programas de Formación Profesional para jóvenes.
Pilar RuzMartes, 12 de enero de 2016
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En un contexto mundial en el que existen más de 60 millones de desplazados y refugiados, la agencia de la ONU para los refugiados –Acnur– desarrolla su proyecto Educa a un niño, cuyo objetivo es que los más de tres millones de niños refugiados a los que atienden tengan acceso a la Educación. Para ello Acnur trabaja en aspectos como la construcción de escuelas, el reparto de materiales educativos y la escolarización de las niñas.

Como base ante cualquier programa desarrollado con refugiados, desde Acnur señalan que es necesario entender la diferencia entre un refugiado, un desplazado interno y un inmigrante. Belén Camba, directora de Proyectos y Relaciones Institucionales del Comité Español de Acnur, señala que “un refugiado es una persona que huye de su país por motivos de persecución, ya que su vida corre peligro”. Del mismo modo aclara que “un desplazado interno tiene los mismos motivos para huir que el refugiado, pero no cruza la frontera de su país”. Por último, Camba establece la tercera diferenciación señalando que los “inmigrantes son personas que intentan llegar a otro país por cuestiones económicas” y, por tanto, no deben confundirse con los refugiados.

Una vez entendida esa diferenciación, Belén Camba señala que “para Acnur, el tema de la Educación con los refugiados es un pilar básico porque no queremos que estos niños sean generaciones perdidas”. Para avanzar en este sentido, en 2012 se puso en marcha el proyecto Educa un niño. A través de esta iniciativa se ha desarrollado un programa de recogida de fondos para llevar a más niños a la escuela.

En la primera fase de este proyecto se logró la escolarización de 176.880 niños por primera vez, mientras que en la segunda se alcanzaron los 260.000 pequeños. Además, en este periodo se luchó por construir y rehabilitar 196 aulas, formar docentes y facilitar la Educación preescolar. Otra de las intervenciones fundamentales consiste en impartir clases de recuperación para los niños que no pudieron asistir al colegio cuando estaban en edad escolar. Actualmente, está en marcha la tercera de las fases, cuyo objetivo es llegar al millón de niños escolarizados.

La manera de proceder depende del contexto que rodee a los refugiados. En primer lugar, puede ser que un país ceda un terreno a Acnur para que cree el campo de refugiados. En este caso, tras organizar las necesidades básicas como vivienda o alimentación, se procede a la construcción de escuelas. Estas no solo favorecen a los refugiados, sino que los niños de las poblaciones cercanas al campo pueden acudir. De este modo, se logra beneficiar a un mayor número de personas y se evita la exclusión de los refugiados. Por otro lado, si la población en la que se encuentra el campo ya dispone de escuela, los niños asisten a ellas como sus compañeros. En el caso de un contexto urbano los niños van a las escuelas del entorno y la función de Acnur consiste en mejorar las infraestructuras existentes.

La situación en Europa
El contexto europeo difiere en gran medida de estos campos de refugiados. En primer lugar, los países de acogida son firmantes de la Convención de Ginebra y, por tanto, tienen la obligación legal de atender e integrar a los refugiados. Tal y como señala la experta de Acnur, “la Educación es un aspecto básico para la integración, por lo que hay que trabajar profundamente en ella”.

En estos casos los refugiados asisten a las escuelas públicas como cualquier otro estudiante. Sin embargo, existe un periodo de integración en el que se ayuda a los niños a hablar español y se les incluye en programas de apoyo educativo. “Es un sistema que ya está creado para la ciudadanía española por lo que, en caso de la llegada de refugiados, solo debe reforzarse”, asegura Belén Camba. Por otro lado, se trabaja para evitar el riesgo de exclusión. Desde los centros de acogida en España, por ejemplo, se realizan charlas de sensibilización en los centros.

En Acnur existen, además, alianzas estratégicas con empresas y fundaciones que aportan recursos para trabajar este conflicto. Un ejemplo de ello es la colaboración de los colegios “Gredos San Diego”, que han aportado en 11 años más de 300.000 euros, obtenidos a través de actividades de sensibilización. Estas no solo sirven para recoger fondos, sino que contribuyen a la Educación en valores de familias y alumnos. BBVA también está colaborando con fondos de cara al conflicto de Siria. Por su parte, Ikea realizó el mayor donativo a esta causa, con 73 millones de euros, y colabora en proyectos innovadores para conseguir alumbrar los campos y para la inserción laboral de los refugiados.

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