Fecha de inicio de curso
Todos los comienzos de curso académico son un hito importante que viene a concluir aquellos trabajos realizados de planificación y preparación de la actividad de los sistemas educativos. Todos los centros docentes ponen a prueba aquello que se pensó que podría suceder y que irremediablemente se someterá a comprobación de eficacia y eficiencia inmediata.
Los tiempos escolares son un tema de debate constante que enfrenta a los diferentes sectores interesados y sobre el cuál la literatura técnica tampoco manifiesta una opinión unánime de cómo debería ser su reparto más conveniente. Diversos factores que intervienen, como son los umbrales de cansancio de los alumnos, la climatología y su interacción, los calendarios laborales de los padres y las condiciones laborales de los profesores, las tradiciones y costumbres, entre otros, se entrecruzan en muchas ocasiones de forma aparentemente irreconciliable.
La propuesta de la existencia de una fecha única de comienzo de las clases en todo el territorio español puede que en algunos casos tuviera dificultades debido principalmente a que durante el mes de septiembre y en especial en la primera quincena todavía restan por celebrar multitud de fiestas locales de las tradicionales del verano y eso claramente impide un comienzo homogéneo del año escolar. Sin embargo deberíamos preguntarnos si existe alguna justificación para que en la comunidad más tempranera se comience la Primaria el día 7 de septiembre y en la más tardía el 13; a veces se utiliza el argumento de la necesidad de tiempo suficiente para poder organizar correctamente las clases para un comienzo tardío, pero en ese caso qué viene a significar: ¿que los que empiezan pronto organizan mal su comienzo de curso?
A veces se argumenta el tema de la climatología como factor determinante para el diseño de los tiempos escolares, pero claro en el curso 2016-17 la comunidad autónoma que más pronto comienza en Secundaría se encuentra en el sur del Levante mediterráneo y su fecha de inicio es el 8. Mientras que la más tardía se sitúa en la mitad norte de España y lo inaugura el 19 de septiembre.
Está claro que el calor no es el factor determinante de la decisión. ¿Pero hay justificación para que haya ocho días lectivos de diferencia? ¿Qué criterios se han impuesto para su determinación? El argumento del consenso entre los sectores no puede ser el bálsamo que justifique esta fiebre de disparidad que no se sostiene por un principio mínimo de sensatez y orden escolar.
La realidad es que hay comunidades que empiezan todas las enseñanzas obligatorias el mismo día y otras las separan en fecha, en otras hay coincidencias de comienzo en el día siendo comunidades de diferente signo ideológico incluso con enfrentamientos conceptuales y legales muy graves, y en cambio existen diferencias de comienzo de curso muy ostensibles entre comunidades pertenecientes al mismo partido político.
Los procedimientos de determinación de calendarios y en lo que afecta a la fecha de comienzo también presentan paradojas curiosas, como se puede observar en dos comunidades limítrofes entre sí al norte de España que dan libertad de comienzo a los centros educativos siempre y cuando no comiencen antes del día 7, no estableciendo el límite de la horquilla en no comenzar más tarde del día que se hubiera estimado en su caso. O como en una comunidad pluriprovincial al sur que descentraliza en las provincias la determinación del calendario pero en sus resoluciones provinciales todas significativamente comienzan el mismo día.
Asimismo no deberíamos olvidarnos que no todas las CCAA establecen que durante los meses de septiembre y junio las clases podrán impartirse únicamente por la mañana, con lo cual teniendo en cuenta que la norma básica habla de días mínimos a cumplir, esas horas de diferencia computadas pueden suponer hasta cinco días menos en la realidad de curso escolar.
¿Qué significa toda esta situación descrita? ¿Unos han encontrado la verdad de los tiempos escolares y otros están profundamente equivocados? ¿Cualquier criterio es válido para hacer lo que se quiera?
Si supusiéramos que los tiempos escolares y en concreto el comienzo que luego determina el resto del diseño del curso tiene poca importancia ¿por qué genera entonces tantas tensiones para su negociación? Y si es muy importante, cómo es posible que este despropósito no tenga un límite impuesto por la sensatez que todos deberían ostentar.
Todo ello referido al único aspecto de la fecha de comienzo de curso sin entrar en aspectos novedosos que todavía polarizan y diferencian más los calendarios escolares de las comunidades autónomas, como aquella en el norte que ha incluido una semana de vacaciones cada dos meses lectivos.
En momentos de tanta dificultades en la búsquedas de mínimos consensos se debería intentar que pudiera ser este curso el último en que los escolares de una parte de España empiecen por ejemplo su curso académico unos en la primera quincena de septiembre y otros en la segunda; y así demostrar que «planificar y mandar» por aquellos que tienen el honor de regir los destinos de la Educación sirve también para buscar lo mejor para todos los españoles.