Foro de Oportunidades para alumnos de FP
Vengo emocionado de participar en la clausura del Foro de Oportunidades de la Comunidad Valenciana. Un punto de encuentro para estudiantes de Formación Profesional y empresas que persigue mejorar las oportunidades de inserción profesional de los jóvenes y en el que hemos tenido el honor de colaborar con la Conselleria de Educación de aquella comunidad.
He sido testigo de cómo las tradicionales suspicacias entre el mundo educativo y el productivo forman parte más de la leyenda que de la realidad, de los prejuicios de algunos que del trabajo diario de docentes y empresarios. He visto a centros de FP y a pequeñas y grandes empresas con ganas de colaborar en la búsqueda de oportunidades para nuestros jóvenes. La FP dual ha de basarse en la confianza y, en ningún caso, debe ser un juego suma cero, según el cual, yo gano lo que tú pierdes o yo pierdo lo que tu ganas. En una FP dual bien diseñada y de calidad todos –centros, empresas y, sobre todo, alumnos– deben ganar.
Además del clima de confianza, el encuentro ha sido eminentemente práctico. Demasiado se ha hablado durante la últimas décadas de la FP hasta el punto de que todos los gobiernos en sus diferentes reformas le han dedicado elogiosas palabras, incluso apelativos cariñosos. Recuerdo que los padres de la Logse se referían a la Formación Profesional como la “niña bonita” de la reforma (sic). Creo llegado el momento de pasar a la acción y de ahí el enfoque eminentemente orientado a los alumnos que ha tenido este Foro. Me cuentan que han resultado especialmente interesantes los role-playing de simulaciones de entrevistas de trabajo. Y sorprende que de los 2.400 participantes, 1.800 hayan sido alumnos con hambre de futuro, con ganas de participar en los más de 80 talleres y de conectar con las 200 empresas participantes.
En una de las ponencias que aportó un dato que corrió como la pólvora en Twitter: “En 2025 el 50% de los empleos de la Unión Europea serán para alumnos de FP”. Comienza a ser llamativamente frecuente que flamantes licenciados universitarios con su título debajo del brazo decidan matricularse en un Grado Medio o Superior. Y no tanto porque no tengan opciones laborales como porque quieren encontrar ahí su verdadera vocación, tal vez aquella que les fue arrebatada por ciertas convenciones sociales, presiones familiares o incluso complejos personales.