Los niños que se convirtieron en fabricantes de juguetes por Navidad

Tengo la suerte de ser maestra de la escuela rural. Cada mañana a la entrada del cole me espera un pequeño “tren” de 10 sonrisas de oreja a oreja dispuestas a vivir un sinfín de aventuras. A su lado están los “mayores” formando otra fila, no más larga que la nuestra, esperando a su profe Charo, compañera “maquinista” con la que tengo el gusto de compartir no solo vocación, sino también amistad. Mamás, abuelos y algún papá se despiden orgullosos sabiendo que pronto sus retoños regresarán de este viaje diario…
Y esto mismo ocurre en las cuatro localidades que forman el CRA “Los Regajales”: Nava de Arévalo –cabecera del CRA con 22 peques–, Tiñosillos (30), San Vicente de Arévalo (5) y Cabezas de Alambre (4).

Nuestro cole tiene las ventajas y los inconvenientes de ser un CRA: las aulas están separadas geográficamente y al ser bastante escasos los recursos materiales con los que cuenta el centro, cada curso escolar realizamos experiencias de convivencia, optimización de recursos e innovación. Así que intentamos siempre aprovechar y sacar el máximo partido a lo que tenemos a nuestro alrededor y que nos ofrece nuestro entorno.

El proyecto del cual os voy a hablar lo pusimos en marcha la Navidad de 2015, con la inminente llegada de los archiconocidos y queridos Papa Noel y los Reyes Magos. En medio de la algarabía y durante una asamblea surgió la gran pregunta: ¿de dónde salen los juguetes? ¿Todos los juguetes que tenemos nos los traen los reyes? Entonces… ¿De dónde vienen los juguetes?
Así que mis 10 peques –dos alumnas de 3 años, una alumna de 4, tres de 1º de Primaria y cuatro de 2º de Primaria– y una servidora nos pusimos manos a la obra para averiguarlo.

Después de mucho debatir, uno de los geniecillos llegó a la concusión de que los juguetes empezaban como todas las cosas: imaginándose. Así que todos pensaron en un juguete que no existiera y que les gustaría tener. Lo plasmaron en un boceto –palabra que les encantó descubrir– que guardaron recelosos para que nadie copiase la idea.

El boceto se hizo realidad gracias a la colaboración de las familias, que les ayudaron a construir su “prototipo”.

El paso siguiente fue pasar los controles de seguridad, registrar su juguete y etiquetarlo. Así, poco a poco, y a lo largo de diferentes sesiones, seguimos de cerca el viaje que hacen los juguetes hasta terminar montando nuestra propia juguetería.

Toda esta experiencia quedó recogida en el siguiente trabajo que presenté a la IV Edición del Concurso El Juego en la Escuela: http://www.observatoriodeljuego.es/descubro-mundo-donde-vienen-los-juguetes/.

Y como soñadora entusiasta que soy, imaginé que un día alguien conocería nuestra aventura con los juguetes. Que las puertas del cole se abrirían para dejar entrar y salir vocecillas inquietas. Por qué no podíamos enseñarle al mundo nuestro ”viaje diario” al mundo de la imaginación…
Y ¿sabéis una cosa?
¡Los sueños se cumplen!

Noelia Martín
CRA “Los Regajales” de Nava de Arévalo (Ávila)