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Animadores para enriquecer la vejez

Iván Torres explica su trabajo en una residencia fomentando la actividad y el optimismo en los an
Paloma Díaz SoteroMartes, 28 de marzo de 2017
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“Los ancianos son las personas más cariñosas y agradecidas que hay”, afirma Iván Torres, animador en una residencia para la tercera edad de la cadena Amma en la Comunidad de Madrid.

Este joven de 26 años tuvo claro que quería dedicarse a ellos desde que estuvo dando clases de gimnasia de mantenimiento a jubilados en un polideportivo. Se le despertó la vocación. Entonces era técnico superior de Actividades Físicas y Deportivas, y pensó que Animación Sociocultural le acercaría más a ellos y a sus necesidades.
“Se me da bien comunicarme con ellos”, dice. Su relato desprende ternura, cariño y sensibilidad, además de profesionalidad.

Se matriculó en el Ciudad Escolar de Madrid y su empeño en hacer la FCT con ancianos hizo que por primera vez el centro abriera convenio de prácticas con residencias de la tercera edad. Hasta entonces, la Animación Sociocultural no hablaba ese idioma.
Éste es su análisis: “Cada vez hay más residencias y cada vez le dan más importancia al perfil del animador, pero ni todas tienen ni todas piden el título. Parece que en eso se va avanzando, como ocurrió en su momento con TAFAD”. Iván se refiere a que, igual que hace años se pedía un simple cursillo para trabajar de monitor deportivo, en ocasiones, aún hoy, algunos empleadores piden sólo un curso de monitor de tiempo libre para algunas ocupaciones.

Iván es el único animador de su residencia. Atiende a 180 residentes y a 40 usuarios del centro de día. Asegura que algunas residencias ni siquiera tienen animador y se limitan a tener terapeutas, dedicados a favorecer la movilidad, la motricidad fina y la estimulación sensorial y cognitiva; pero no, desde luego, a bailar, a montar obras de teatro, a organizar debates y a jugar a la Wii, como hace él con los usuarios “más válidos” de su residencia.
“También damos paseos por el municipio, vamos a parques cercanos, a centros culturales y a museos”. Hacen baile terapéutico, juegos de mesa, manualidades, labores (sobre todo, ellas)… Les organiza charlas y coloquios sobre temas que les interesan, hacen cinefórum… “Y les enseño a manejar el ordenador”, cuenta. “Les encanta descubrir vídeos en YouTube”.
“Con los que están peor hago estimulación verbal y musicoterapia”, cuenta. “La música es lo último que se olvida. Les pones una canción de su infancia o de su juventud y les estimula muchísimo”.

Iván lleva un año y medio animándole la vida a los ancianos de su residencia y cree que su trabajo no va a cansarle nunca. Sabe que tiene que lidiar con la pérdida. “Te acostumbras a ella. Sé que aquí vienen a pasar el final de sus días”, dice, “pero están aquí para tener un final digno”.

Su amigo Cristian también es animador en otra residencia Amma, en Puente de Vallecas (Madrid), y tiene un relato muy similar. Su trabajo, afirma, “es muy bonito”. Y admira a los ancianos con los que trata día a día. “Son gente que no te encuentras por la calle. Cada uno tiene una historia fascinante detrás”.

OCIO, CULTURA Y DEPORTE PARA MAYORES
No todos los ancianos acaban en residencias. Aquellos que viven en sus casas y que son autónomos cada vez son más activos. Basta con visitar cualquier centro cultural municipal de cualquier ciudad o cualquier biblioteca para comprobar que la mayoría de sus usuarios son jubilados; o con echar un vistazo a las listas de espera de las llamadas ‘universidades de mayores’.

Por otro lado, la jubilación abre las puertas a viajes antes impensables, particulares y en grupo. En las zonas costeras más turísticas es habitual que los complejos hoteleros cuenten con servicios de animación y de actividad física para la tercera edad.

Si la salud acompaña, tener más tiempo se traduce en tener más actividad.

Cabe preguntarse si, igual que crece la demanda de profesionales para trabajar con seniors, habrá que introducir orientaciones o especializaciones en su formación.

En el Centro Nacional de Referencia de Actividades Culturales y Recreativas, situado en El Espinar (Segovia), su director, Pablo Gómez, considera que en su ámbito no se está impartiendo la formación adecuada para atender a la población mayor, que “es un nicho de mercado para esta profesión que va a haber que abarcar”, pero señala que es el INCUAL el que tiene que diseñar la cualificación y sus competencias.
“Igual que existe la cualificación de Dinamización de Actividades de Ocio y Tiempo Libre Infantil y Juvenil, tal vez debería haber una enfocada la tercera edad”, señala Gómez. “Las necesidades y las inquietudes de los mayores no son las mismas que las de los adolescentes”.

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