Experiencia no es lo mismo que antigüedad
Me contaban hace unos días que un maestro se presentó haciendo gala de sus 25 años de experiencia como docente. “¿Querrá usted decir 25 años de antigüedad, porque la experiencia es la misma cada año?”, fue la respuesta. Tal vez resulte exagerado puesto que cada año se adquieren nuevas experiencias desde el mismo puesto y desempeñando las mismas funciones. Aunque también es igualmente cierto que cada año, como uno no ponga empeño en renovarse, se adquieren menos experiencias nuevas y corremos el riesgo que ser devorados por la rutina y el automatismo.
El Barómetro Laboral del Profesorado Colejobs-Magisterio que se difundió la semana pasada es rotundo en esta cuestión: el 88% del profesorado es partidario de una carrera docente vinculada a incentivos profesionales. Cuestión diferente es el profundo desacuerdo en cuanto al tipo de incentivos. Dos de cada tres docentes son partidarios de incentivos salariales o formativos. Un 50% también piensa que las estancias en el extranjero y las licencias por estudios serían un buen modo de incentivar el progreso profesional. En cuarto lugar, para el 43%, la carrera docente debería estar vinculada a la elección de un mejor destino. Sea como fuere, lo que está fuera de duda es que urge establecer una carrera docente que permita acumular experiencia y no solo años de antigüedad. Más aún, que nos permita desarrollarnos como personas.
Un error extendido –sobre todo entre quienes por naturaleza tienen ansias de poder– es asociar carrera profesional a escalar puestos hacia arriba. En absoluto. Lo propio de una carrera profesional es facilitar el desarrollo profesional y personal de cada docente y este desarrollo puede dirigirse hacia arriba, hacia los lados, en zig zag, en oblicuo, haciendo olas, etc. Cada persona y sus motivaciones personales son un mundo y tendemos a pensar –y a equivocarnos– que a todo el mundo le mueve lo mismo que a nosotros. ¿Quién dice que todo el mundo quiere ser jefe? Según el Barómetro Laboral del Profesorado, el 52% de los encuestados dice que no tiene ningún interés en ocupar puestos directivos en su centro. Menos aún, con un dirección escolar tan poco incentivada, tan poco profesionalizada y con unas competencias tan poco definidas… Pero esto es una cuestión para otro día.