España invierte en Garantía Juvenil con años de retraso
Centrándose en la iniciativa europea Garantía Juvenil, que tiene como objetivo garantizar que los menores de 30 años reciban una oferta de empleo, Educación continua, formación de aprendiz o unas prácticas en un periodo de cuatro meses después de haber acabado la Educación formal o de haberse quedado en paro. El estudio se publicó en verano y entonces había 608.000 jóvenes inscritos en toda España. Aprovechando el final de año se ha publicado una nueva versión del estudio con datos actualizados. Algunos de los puntos negros recogidos en el primer estudio se mantienen, aunque otros aspectos se han mejorado.
Para la realización del estudio la EAPN ha contado con la participación de empresas y entidades sociales que trabajan con jóvenes en situación de vulnerabilidad y, afortunadamente, como dijo Carlos Susías, presidente de la EAPN, “hay consistencia entre las propuestas que hacen unas y otras”, pues muestran un discurso similar sobre lo que es necesario para que la Garantía Juvenil realmente funcione. Durante la presentación del estudio Susías afirmó que actualmente todos los actores implicados en el programa de Garantía Juvenil lo la valoran positivamente, incluso los jóvenes. El estudio previo presentado demostraba que el programa no llegaba a la mayoría de los jóvenes, que no tenían constancia de su existencia, una de las realidades que se ha mejorado. Susías resaltó que “se han producido mejoras a raíz de las reformas de gestión realizadas en 2016, aunque todavía sigue habiendo muchas carencias”.
Aunque, gracias a las mejoras de 2016, ha aumentado el número de inscritos en la Garantía Juvenil, a finales de 2017 son ya 891.911 jóvenes. José Fernández, joven participante en el programa, cree que se tendría que dar todavía más información. Defiende, al igual que el estudio, que hay que “vincular más a las Cámaras de Comercio y que las empresas digan también lo que quieren”. Lo que realmente creen que está funcionando para que esté aumentando el número de participantes es el efecto “boca-oreja” entre los jóvenes.
Una de las carencias a las que se refería Susías es, según el estudio, que hay que mejorar el acceso de la juventud vulnerable al programa de Garantía Juvenil, así como facilitar datos para conocer el impacto que este programa tiene en este colectivo. El programa se dirige a todos los jóvenes, no solo a los que están en exclusión, “aunque estaba más pensado para ellos”, explicó Susías. Y los jóvenes en situación de vulnerabilidad no suelen acudir por iniciativa propia a estos programas, como recuerda el informe. Otra de las carencias que no se han corregido es que en España el 70% de las ofertas son de carácter educativo y solo el 30% de empleo, cuando las cifras en el resto de la Unión Europea son justamente las contrarias, 70% de empleo y 30% de Educación. “Esto hay que cambiarlo porque lo que motiva a los jóvenes es tener un empleo, otra cosa es que también necesiten formación”, defendió Susías. El estudio reconoce que los participantes valoran positivamente la formación unida a prácticas porque “sienten que es un cambio real”.
Otra de las mejoras que persigue la EAPN es “regular las prácticas laborales y mejorar la coordinación entre comunidades autónomas en la implementación del programa y entre entidades del tercer sector y las administraciones que participan, así como reducir la burocracia”, recordó José Fernández. El objetivo es “facilitar el trabajo en red de todos los agentes que trabajan en la Garantía Juvenil”.
Algo que también se ha mejorado es el gasto económico, pues gracias al estudio se ha puesto de manifiesto que los fondos europeos han empezado a invertirse ahora. Como explicó Carlos Susías, “dinero de Europa hay, pero antes no se gastaba”. Un dinero que ahora ya ha comenzado a invertirse, por lo que Susías hizo hincapié en que “no se trata de un problema de financiación”.
Susías no quiso dar por finalizada la presentación sin insistir en la importancia que tiene que los jóvenes puedan acceder a un primer empleo.