“La inducción tutelada del MIR no va a sustituir en ningún caso al profesor titular de la asignatura”

Marta Martín se muestra orgullosa de que Ciudadanos propusiera la creación de la Subcomisión en el Congreso para tratar el pacto educativo. “Creemos que el trabajo que se está haciendo tiene un valor incalculable para futuras generaciones, y que estamos poniendo blanco sobre negro muchas cuestiones que nunca se habían debatido tan abiertamente”, asegura la portavoz de Educación de Ciudadanos en el Congreso. Martín nos habla sobre el pacto y sobre su propuesta de MIR educativo.

Ahora que en el pacto se está debatiendo sobre financiación, ¿qué porcentaje del PIB debe destinarse a Educación?
Nosotros no hablamos de porcentaje del PIB. Consideramos que como mínimo tenemos que llegar a una inversión de gasto por alumno semejante a la que hay en los países de la OCDE. Además, debemos tener en cuenta las medidas que vamos a incluir en el pacto por la Educación, ya que van a incrementar sustancialmente la inversión.

¿Por qué no apuestan por un porcentaje concreto?
No somos partidarios de utilizar como parámetro el PIB porque es lo que nos ha llevado a los recortes educativos cuando hemos caído en época de crisis, y no entendemos que se utilice porque no garantiza el suelo de gasto y esa financiación del gasto por alumno. Por tanto, la propuesta del PIB no garantiza acabar con las desigualdades brutales entre territorios. El gasto por alumno de un niño en el País Vasco es 2.000 euros mayor que en mi comunidad –Comunidad Valenciana–.

El otro tema estrella del que se está hablando es el MIR. ¿Cuál es la propuesta de Ciudadanos?
El MIR vendría a sustituir al Máster de Secundaria, que creemos que no está funcionando correctamente, pero tendría características distintas. De hecho, habría tres vías: un MIR para maestros, otro para profesores de Secundaria y otro más para orientadores.

En la vía de Magisterio, una vez que el alumno haya terminado su grado, pasaría a realizar una prueba de carácter nacional como la que tienen los médicos, y con la puntuación que obtuviera tendría la capacidad de elegir una especialidad y un centro donde hacer esa especialidad. Una vez hecha la prueba y elegida la especialidad, el alumno tendría un año de formación teórico-práctica y luego dos años de inducción tutelada en el centro donde vaya a formarse.

¿Cómo sería en el caso de profesores de Secundaria y orientadores?
Una persona licenciada que quiera dedicarse a la docencia en Secundaria, también tendría que hacer un examen nacional pero con una especialidad más orientada a la formación pedagógica –en el caso de los maestros estaría más especializada en un contenido específico–. Con la nota de ese examen, iría a un centro homologado por el Ministerio y las consejerías en colaboración con las universidades, y ahí tendría un tiempo de formación teórico-práctica y un tiempo de inducción tutelada de la misma manera que en Magisterio, con el acompañamiento de los profesores titulares.

En cuanto a la orientación, estaría más centrada en alumnos procedentes de titulaciones de Psicología o Psicopedagogía y harían el mismo tipo de proceso. Después del examen nacional, irían a un centro homologado para aprender tuteladamente.

Una vez terminada esa formación, podrían obtener la capacitación de maestro, de profesor o de orientador. Y con esa capacitación, la persona puede ir a dar clase a una escuela privada o concertada, o bien optar a unas oposiciones para entrar en el cuerpo de funcionarios docentes.

¿Cambiaría el sistema actual de oposiciones?
No estamos de acuerdo con el actual sistema de oposición, pero lo que estamos planteando con el MIR no tiene nada que ver con las oposiciones.

¿Cómo deberían ser las oposiciones?
Las oposiciones en estos momentos se han utilizado con mucha deslealtad por parte de las comunidades autónomas. Creemos que deberían salir coordinadamente, que debe haber una información transparente del porcentaje de interinos, de la relación de puestos de trabajo, de las plazas que deben salir obligatoriamente a concurso de una manera fija, porque el problema es que nos estamos moviendo en una situación de absoluta indefinición y generando mucha inseguridad e inestabilidad laboral. Por eso hemos propuesto que los requisitos lingüísticos que se están utilizando como traba para la movilidad y acceso en igualdad de condiciones, se garantice que nunca sean una barrera para entrar en la función docente, sino que se utilicen como mérito y en función de la situación sociolingüística de la zona.

¿Esa inducción tutelada sustituiría al profesorado interino?
Esa inducción tutelada no sustituiría nunca al profesor titular de la asignatura, ya sea funcionario o sea interino. Sería la misma característica del MIR médico, es decir, un docente interino residente que tendría una inducción tutelada en el centro de su especialidad acompañado por un tutor que le orientara y guiara en las clases. Y ese periodo de inducción tutelada estaría remunerado, tal y como está en el caso de los médicos.

Es decir, el sistema actual de interinos seguiría igual.
El MIR es un sistema de capacitación docente para poder dar clase, no es un sistema laboral. Por tanto, no tiene absolutamente nada que ver con el sistema de acceso a la función pública. El MIR docente te va a dar la habilitación para poder dar clase. Con esa habilitación tú tendrás que decidir si vas a hacer una prueba de acceso para la función pública, o si te vas a dar clase a una escuela concertada o privada. Obviamente, el sistema de acceso a la función pública docente tiene que ser revisado, pero es algo que no tiene nada que ver con el MIR.

¿Cuánto hay que pagar a los docentes residentes?
No voy a decir una cifra concreta, pero desde luego tendría que ser algo semejante a lo que se está pagando a los médicos interinos residentes en relación a lo que cobra un adjunto.

Los sindicatos denuncian que no se está contando con ellos en este tema.
En Ciudadanos estamos abiertos y encantados de exponer nuestra propuesta de MIR a todos aquellos que quieran hablar con nosotros, pero los sindicatos tienen que entender que no es una cuestión laboral, sino formativa. En todo caso, sí que urgiría mucho sentarnos a hablar con las universidades.