¿Hiperconectados? Educarnos en un mundo digital
Hoy es más fácil que nunca aprender casi cualquier cosa desde cualquier sitio: hacer una receta de cocina, tocar un instrumento musical, hablar un idioma… En buena medida, esto es gracias a la evolución de nuestro contexto social y cultural donde internet y las tecnologías nos ayudan a acceder a informaciones diversas, transformarlas en conocimiento y compartir éste con el resto del mundo. De hecho, nos pasaremos nuestra vida aprendiendo, mucho más allá de lo que nos ha enseñado el sistema educativo o la universidad. Y para ello pasaremos muchas horas en la red.
Las aplicaciones, los programas informáticos y su acceso mediante multitud de dispositivos hacen posible el sueño de muchos educadores actuales: facilitar la personalización de los aprendizajes y desarrollarlos al mismo tiempo de forma social y en redes de formación. Estamos más conectados que nunca y digitalizamos de forma casi rutinaria muchas de nuestras actividades cotidianas como son comunicarnos, organizarnos, leer, escribir, viajar, jugar, aprender…
Entonces nos surgen nuevos interrogantes, ¿Hace falta aprender el lenguaje y las reglas de la red? ¿Qué parte de este nuevo mundo debe educar la familia y cuál la escuela? ¿Qué impacto tienen las tecnologías actuales en los procesos de aprendizaje y de socialización que realizamos? ¿Quién ofrece buenos modelos de prácticas significativas?
Las fracturas digitales son dinámicas
Debemos afrontar las nuevas brechas digitales, que se unen a las que ya conocemos de toda la vida: sociales, culturales, económicas, de género, generacionales… Toda potencialidad que nos ofrece las nuevas tecnologías nos enfrenta a su vez a una fractura entre las personas que son competentes en estos avances y las que desconocen sus posibilidades, riesgos o que hacen un mal uso de ellas. En relación a los jóvenes, los supuestos nativos digitales, si no los ayudamos, acompañamos y orientamos, corremos el peligro que puedan convertirse en huérfanos digitales porque la verdad es que nadie nace siendo competente digital.
Hace un tiempo en las sociedades occidentales la línea que marcaba la fractura era el acceso a las tecnologías. Ahora la gran mayoría de población tiene cerca dispositivos móviles que permiten acceder y usa de forma habitual internet y las redes sociales. La nueva fractura se sitúa en el territorio de la competencia digital, la línea que separa las personas competentes conscientes de las que no lo son. Y esta distancia aumenta con los usos de los nuevos avances que progresivamente incorporamos.
Educación para un mundo conectado
En este momento corremos el peligro de ensanchar fracturas sociales entre las persones adaptadas al nuevo contexto ya que usar o consumir contenidos no significa conocer y aprovechar las herramientas que tenemos a disposición de forma competente. No existen aplicaciones, tratamientos, gurús ni recetas mágicas que sustituyan a la Educación en la conexión y en la desconexión si queremos ser ciudadanos responsables, saludables y críticos.
¿Sabemos gestionar nuestra identidad digital? ¿Conocemos cómo mejorar nuestra seguridad en la navegación? ¿Cómo optimizamos nuestras redes sociales para aprender colaborativamente? ¿Cómo podemos afrontar los casos de grooming, sexting o ciberbulling que nos encontramos? ¿Qué estrategias usamos para mejorar la comunicación dentro de la familia aprovechando las aplicaciones móviles?
Tenemos que ayudar a las familias a educarnos tod@s junt@s de forma intergeneracional con naturalidad, alegría y conocimiento para aprender de nuestra experiencia y tejer redes de colaboración en comunidad. También l@s jóvenes digitales necesitan habilidades emocionales, sociales y digitales para repensar nuestra cultura digital. En la revolución pendiente, la Educación será el camino para diseñar una sociedad más justa en un mundo cada vez más hiperconectado.
Jordi Jubany es maestro, antropólogo y asesor en Educación digital. Autor de ¿Hiperconectados? Educarnos en un mundo digital (Lectio)
jordijubany.net