Directores con liderazgo “pedagógico”
En alguna ocasión he comentado que si solo pudiera tomar una medida para mejorar la escuela, ésta sería colocar al frente de cada centro un verdadero líder, con las competencias propias que exigen las organizaciones de nuestro tiempo. Competencias que van mucho más allá de la la mera organización escolar o de las cuestiones administrativas que suelen consumir la mayor parte de las energías de los directores de centro.
La semana pasada publicamos una entrevista con Beatriz Pont, analista de Política Educativa de la OCDE, profesora de Educación Comparada y experta en dirección escolar. Pont citó varios estudios de la OCDE que evidencian la influencia de la dirección escolar en los resultados, pero no cuando la dirección se limita a “organizar el trabajo administrativo, sino cuando se centra en definir la visión de la escuela, en organizar y fomentar el trabajo conjunto, de colaboración y de formación entre los docentes y en la adaptación del currículo (o contenidos) en la escuela. Datos de otras encuestas e investigaciones, incluidos PISA o TALIS, también han reflejado estas tareas, pero también muestran que hay muchos países donde el liderazgo llamado “pedagógico” no se ejerce en todos los países.
Por tanto, las escuelas del siglo XXI requieren de un liderazgo “pedagógico”, de profesionales competentes en nuevas metodologías, en contenidos y programación curricular, en creación y motivación de equipos, en diseño de planes estratégicos, en visión… También creo que es conveniente que sean o hayan sido docente: tengo mis dudas sobre esos modelos más propios de la cultura anglosajona en los que el director escolar es un simple profesional de la gestión, ajeno a la enseñanza, pero con larga experiencia en otros sectores productivos o de servicios. Un docente sí, pero no basta.
Ese líder “pedagógico” solo podrá ejercer su liderazgo si cuenta con un equipo apropiado. De ahí la importancia de que el director o el equipo directivo pueda participar en la elección de aquellos profesores que más se ajusten al proyecto educativo del centro y al plan estratégico de la dirección. Conciliar el derecho del profesorado a elegir destino con el derecho de los centros a poder desarrollar un proyecto propio es vital para la calidad de la enseñanza. En este punto solo cabe apelar a la responsabilidad de los agentes sociales.