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“Los avances que se están realizando en el estudio del cerebro nos ayudarán a enseñar”

Sonia BarradoMartes, 30 de octubre de 2018
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¿Qué aporta la neurociencia a la Educación? Esta compleja pregunta se encargó de desentrañarla en Logroño Tomás Ortiz, catedrático del Departamento de Medicina Legal, Psiquiatría y Patología de la Universidad Complutense de Madrid y autor de Neurociencia en la escuela, durante la conferencia inaugural del ciclo de ;talleres Neuropsicología y neurociencia aplicada a la actividad docente, que tuvo lugar el día 24 organizado por el Centro de Innovación y Formación Educativa (CIFE) de La Rioja en colaboración con el Grupo Siena y en el que participaron más de 200 docentes de Infantil, Primaria, Secundaria y Bachillerato.

La respuesta contiene una madeja de ventajas que pasan por los conocimientos sobre el funcionamiento cerebral, la neuroplasticidad y sus tiempos críticos de aprendizaje en el contexto escolar. El experto constató que en el ámbito educativo la estimulación sensorial activa el cerebro y los mecanismos que procesan la información y permiten construir autopistas neuronales de aprendizaje. El cerebro continúa siendo un gran desconocido, pero los avances que se están realizando en su estudio “nos van a ayudar a enseñar”, aseguró Ortiz, quien se mostró convencido de que el progreso de la neurociencia “será un paso importante para el profesorado”.

A los docentes se dirigió para apuntarles su “enorme responsabilidad” debido a que “es el maestro el que moldea el cerebro de los niños y este moldeado permanece a lo largo de la vida”. Afirmó que “hay que ir de lo simple a lo complejo” centrándose en este método de trabajo e incidió en la atención, que supone la habilidad para seleccionar información sensorial en cada momento y para dirigir procesos cognitivos. La atención es esencial para construir nuevas conexiones neuronales y para la creación de circuitos estables en nuestro cerebro. Se trata del pilar fundamental del proceso de aprendizaje y, por lo tanto, de construcción de memorias.

La plasticidad neuronal, la capacidad que tiene el cerebro para recuperarse y reestructurarse, reviste una gran importancia en el proceso pedagógico, con dos estados muy diferenciados en la infancia y la adolescencia. En la edad adolescente es cuando más información se pierde, “se procesa de forma muy distinta”, y es por ello que el neurocientífico abundó en la necesidad de programas pedagógicos donde los púberes deban conectar más áreas del cerebro con otras.

Repetir, repetir…
En la neuroplasticidad estimó crucial el entrenamiento repetitivo. “Repetir, repetir y repetir; repetir diariamente, si no se repite es muy difícil que se creen conexiones funcionales”. Se requieren ejercicios repetitivos, regulares, precisos y sistemáticos “todos los días”, insistió, incluidos los fines de semana, cuando la mayoría de las personas abandona los hábitos habituales de días atrás y eso provoca, según explicó, que el lunes cueste arrancar.

La neurociencia aporta a la Educación igualmente conocimientos sobre la poda neuronal, la cual mejora el aprendizaje y la estabilidad de la red que forman las neuronas. “Vamos perdiendo neuronas y para que la actividad sea ordenada se eliminan las conexiones que no funcionan bien”, indicó. En esta poda sináptica existen “periodos críticos” de desarrollo cerebral en el proceso de aprendizaje y hay que tenerlos en cuenta “para que se hagan las cosas bien”. En el lenguaje, en cuanto a la adquisición de un nuevo idioma, sostuvo que “el tiempo crítico para ser bilingüe son los 6-7 años”. A partir de ahí será mucho más complicado saber otra lengua.

La mayor poda neuronal se produce en la adolescencia, “hasta el 50 % de las conexiones en algunas áreas cerebrales”, y por ello abogó por “disminuir la capacidad de entrada de información” en esa etapa de la vida. “Se debe quitar el móvil a los alumnos, solo el tenerlo encima de la mesa, aunque no lo miren, desvía la atención porque está asociado a experiencias gratificantes; por eso una de las cosas que hay que hacer en la adolescencia es no tener móvil”, aseveró el experto.

Educar en emociones
Concedió relevancia además a educar en emociones: “Hay que hacerlo y desarrollar programas en este sentido”, teniendo en cuenta las diferencias emocionales que existen entre hombres y mujeres: “Al contrario que la mujer, el hombre tiene muy baja la capacidad de inhibición para modificar una emoción” y eso hace que se mantenga en un mismo estado durante más tiempo mientras que la mujer pasa por varias fases.

En los conocimientos que aporta la neurociencia, habló asimismo de la importancia del descanso, “el sueño es básico para la consolidación de la memoria”; del ejercicio físico, “que posee efectos beneficiosos sobre la función cerebral y es un buen estimulante para mejorar el aprendizaje”; y de la nutrición, “sobre todo del desayuno”, punto en el que aludió a estudios donde se refleja que mejora la atención y la memoria si los niños toman esta primera comida del día y que “aumenta el rendimiento escolar” de los que desayunan en familia.

La jornada la abrió el consejero de Educación, Alberto Galiana, quien resaltó que “no solo estamos en los principios del conocimiento del cerebro, sino también en los albores de una revolución educativa como consecuencia de este hecho”.

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