Guillem Garcia: “Imagino al profesor del futuro como un entrenador de bots”

Los profesores no deben tener miedo a los avances que se están produciendo en Inteligencia Artificial. Así lo asegura Guillem Garcia Brustenga, director del Centro de Innovación e Investigación en eLearning de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), que habla de “una nueva era de colaboración entre humanos y máquinas”, donde cada uno se encargue de las tareas que mejor sepa hacer.

¿Cómo afecta la Inteligencia Artificial (IA) a las aulas?
—Hay que tener en cuenta que cuando hablamos de Inteligencia Artificial, nos estamos refiriendo a programas de ordenador. Lo que ha cambiado es que tenemos más datos que antes, y también más capacidad para tratarlos.

¿Cómo beneficia la IA a los alumnos?
—Con todos esos datos nos será mucho más fácil personalizar la Educación, porque sabremos exactamente cuáles son las necesidades, los resultados y la situación de cada uno de los componentes del proceso de enseñanza-aprendizaje. Por otro lado, fuera del horario escolar presencial, mientras un alumno está estudiando, repasando o haciendo deberes en casa, puede tener una duda que normalmente tiene que resolver al día siguiente cuando vuelve a clase. La IA, con los chatbox como canal, puede servir para dar este acompañamiento 24×7 a los estudiantes. Al menos pueden obtener una primera indicación y no tener que esperar a preguntar al día siguiente.

¿Nos encaminamos hacia una Educación regida por la IA?
—Ahora está muy de moda el tema de la IA, y los chatbox en particular, hay muchos avances y mucha investigación, pero es un tema que va lento. Que nadie piense que van a cambiar las cosas de un día para otro. Lo que pasa es que se irán introduciendo nuevas tecnologías, igual que se ha incorporado el trabajo con Google Apps o programas de test on line tipo Kahoot! Pero va a ser algo gradual, sobre todo en escuelas e instituciones presenciales, no tanto en las plataformas on line. En todo caso, no va a afectar a las metodologías de una forma inminente. Igual en el futuro sí tenemos que repensar cómo hacer los exámenes, las prácticas o los trabajos, pero lo mismo que pasó cuando apareció la Wikipedia, cuando los profesores se dieron cuenta que no podían seguir mandando el mismo tipo de actividades.

¿Debe temer el profesor a ser sustituido por las máquinas?
—En todos los sectores existe un cierto miedo a que la IA vaya a acabar con los trabajos tal y como ahora los conocemos. Esto no va a ser así de ninguna forma. A nosotros nos gusta pensar en una IA que permita hacer un tándem entre el profesor y la máquina. Esta IA tiene que ejercer de ayudante, quizá encargándose de una serie de tareas más repetitivas o de más bajo nivel cognitivo de forma que el profesor pueda dedicarse a tareas más estratégicas o de más alto nivel.

¿Cómo debe convivir el profesor con la IA?
—Al igual que el alumno va a tener ventajas como una mayor personalización, el docente va a poder disponer de herramientas para hacer un seguimiento mucho mejor de sus alumnos. Estamos hablando de programas de ordenador muy avanzados. La idea de un robot que piense como los humanos de momento es ciencia ficción. Además, la idea –y por donde va toda la investigación– es entrar en una nueva era de colaboración entre humanos y máquinas, en la que cada uno se encargará de las tareas que mejor sabe hacer.

¿Cómo se imagina al profesor del futuro?
—Imagino al profesor del futuro como un entrenador de bots. Eso significa que tendrá una serie de asistentes de inteligencias artificiales que tendrán que ser entrenadas, y el profesor las va a entrenar a su imagen y semejanza para que expliquen lo mismo que haría él y de la misma forma. De igual manera que hay profesores más directos, algunos más simpáticos, otros más secos, seguramente los bots de estos profesores podrán ser entrenados para que se comporten del mismo modo. Tenemos esta visión a largo plazo del profesor y esto sería una extensión de la profesión actual.

¿Qué riesgos tiene la IA para el alumno?
—Hay muchísimos riesgos. Como es un tema tan abierto y tan desconocido, iremos encontrándonos por el camino riesgos y cuestiones éticas que tendremos que ir solucionando. Por ejemplo, las máquinas de IA necesitan entrenarse, tiene que haber alguien que les diga lo que está bien o mal y así la máquina va aprendiendo y cada vez lo hace mejor. Esa persona que la entrena puede tener sesgos de algún tipo, y si el entrenamiento lo hace una persona que no es experta en una materia quizá las respuestas que va a dar la máquina serán incorrectas. También tenemos que plantearnos cuál es el objetivo que queremos dar a ese tipo de programas, ya que pueden resultar demasiado difíciles o demasiado fáciles para los alumnos. Por otra parte, es muy importante la honestidad. Si ponemos un profesor virtual, podremos engañar a los alumnos y decirles que ese es el profesor de soporte pero no advertirles de que es una máquina.

¿Qué competencias debe tener un alumno para evitar este tipo de riesgos?
—La programación es básica porque es el lenguaje con el que va a estar escrito el futuro de muchos alumnos que ahora se encuentran en etapas escolares. También son importantes la creatividad, el sentido de la justicia, el nivel de ética, el pensamiento crítico… En un mundo lleno de fake news, de infoxicación, de intoxicación informativa, los alumnos de hoy van a tener que saber de qué se pueden fiar. Todas estas competencias son imprescindibles en un mundo en que todo puede cambiar bastante.

• Cambio de roles. “Muchos de los trabajos que hay actualmente, a medida que vayamos creando mejores máquinas, irán cambiando de rol, pero esto no tiene que ser malo per se”.
• Nuevos trabajos. “Parece ser que no se van a perder trabajos, sino que se van a crear nuevos, pero actualmente esos trabajos no existen. Y es probable que los chicos de un aula de Infantil o Primaria se vayan a dedicar a empleos que ahora no imaginamos”.