Al servicio de los demás

A primera hora del domingo 23 de junio empezó a difundirse que Teresa había fallecido la tarde anterior en un accidente de tráfico en Costa de Marfil. De inmediato surgieron testimonios de quienes la conocían y los medios de comunicación se hicieron eco de la noticia. Todos coincidían en que Teresa había dedicado su vida a los demás.

Sus alumnas la recordarán porque “explicaba muy bien”, con esquemas y mapas conceptuales muy claros y ordenados. Se entendía todo. Ponía mucho empeño en desarrollar nuevas metodologías, fue de las primeras en aplicar el aprendizaje cooperativo. Se implicó en el proyecto STEM del colegio impulsando el concurso de la Lego League. Este mismo curso, un grupo de alumnas llegó a la final española en Tenerife. Pero también quería que tuvieran más implicación social. Por eso, el año pasado impulsó el proyecto solidario Anitie Kossobe, para alumnas universitarias y de 2º de Bachillerato.

Llevaba su optimismo y su alegría a las clases, y también a las sesiones de trabajo en equipo con sus compañeras y a las evaluaciones. Era fácil hablar con ella, sabía entender y ponerse en lugar del otro. En los claustros, añadía el imprescindible toque de humor. Conocía a cada profesora. Todas tendrán algún recuerdo suyo, algo que les dijo o les llevó en el momento oportuno. Cuando más lo necesitaban.

Siempre estaba a disposición de lo que se le pidiera. Como profesora o al frente de alguna etapa educativa. Desde hacía 13 años formaba parte del equipo directivo del Colegio de Fomento «Canigó», en Barcelona, donde estudió y al que volvió después de hacer Derecho en la Universidad de Navarra.

Teresa era una apasionada de la Educación. Por eso, como profesora no solo quedará en la memoria del colegio y en las iniciativas que emprendió. Pervivirá en sus alumnas, en la profesión que ejerzan y en las personas con que se relacionen. Quedará también en las familias que tantas veces acudieron a ella.

Todo la entusiasmaba. Le apasionaba el deporte y la música. Jugaba muy bien al tenis y tenía auténtico talento musical. Tocaba el piano y el acordeón. Le encantaba ir en moto. Todo el año, aunque lloviera. El colegio echará de menos su imagen, entrando con el casco en la mano, sonriendo. Siempre sonriendo.

Se volcaba al máximo en lo que hacía. El año pasado puso en marcha varias iniciativas para el primer viaje a Costa de Marfil. Una de ellas era vender rosas en la fiesta de Sant Jordi. Volvió antes de las vacaciones de Semana Santa para prepararlas. Vendió todas las rosas.

Pasará el tiempo y, cuando hablen de Teresa tantas personas que la conocieron, recordarán que se fue en Costa de Marfil. Y que se fue, como siempre, al servicio de los demás, dedicando su tiempo y su vida a quienes más lo necesitaban.

Marga Acín es directora del Colegio «Canigó».