Urge unificar la FP

La esquizofrenia de la Formación Profesional/Formación para el Empleo tiene los días contados y ahora parece que va en serio. Desde hace casi dos décadas no ha habido congreso de FP al que he asistido en el que no se haya evidenciado, hasta el bochorno, el dualismo de los dos subsistemas. Por un lado, Empleo haciendo la guerra por su cuenta con sus Certificados de Profesionalidad y sus Contratos de Formación y Aprendizaje. Por otro, Educación con sus ciclos de Formación Profesional. Ambas vías bajo la apariencia de llevarse bien pero compitiendo en el mismo terreno de juego, produciendo frecuentes cacofonías e incluso llegando a desacreditarse mutuamente.

La pátina de apariencia de coordinación la daba el supuesto papel de árbitro del Instituto Nacional de las Cualificaciones Profesionales (Incual) y el sistema de homologación entre módulos profesionales y asignaturas de FP. Pura apariencia. Desde Empleo siempre han censurado el enfoque excesivamente academicista y alejado de las necesidades de la empresas de los ciclos de FP. Por su parte, desde Educación han criticado la visión mercantilista de la Formación para el Empleo. En más de una ocasión he escuchado a responsables educativos decir que los Contratos de Formación y Aprendizaje son mano de obra barata encubierta. Otro ejemplo de esta descoordinación ha sido el modelo dual, que ambos subsistemas han querido capitalizar como propio. Recuerdo una entrevista con una responsable de Empleo que dijo que el verdadero sistema dual era el que hacían ellos, no el de Educación. De patio de colegio.

Pasemos a las buenas noticias. El Gobierno ha anunciado que al fin se van a fusionar los dos subsistemas bajo la batuta de Educación. En concreto, Celaá gestionará los más de 2.000 millones de la formación para el Empleo procedentes de la Seguridad Social. Ahora estamos en pleno traspaso de competencias con las lógicas resistencias del que las cede y con el picante de que las responsables de Empleo y de Educación son de partidos distintos.

Si vamos al fondo, parece del todo razonable que la formación para el empleo sea competencia de Educación, que es quien sabe de formar personas, bien sea para conseguir un empleo, para alcanzar competencias o para adquirir sabiduría, qué más da. Empleo sabe emplear personas, Educación sabe formarlas. Eso sí, Educación deberá ganarse la confianza del sector productivo, o sea los empresarios, para que no hagan buena esa crítica de que padecen de academicismo. Educación debería estar curado de esa dolencia.