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Cierre de colegios: ¿una respuesta eficaz contra el coronavirus?

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A medida que la pandemia del Covid-19 se extiende por el mundo, un número cada vez mayor de países ha implementado una batería de medidas que incluye el cierre de los colegios. Según la Unesco, a fecha de hoy (3 de abril) son ya 188 los países que han ordenado el cierre de los colegios, lo que afecta a más del 89% de los estudiantes (más de 1.500 millones de alumnos). Ello representa un parón educativo sin precedentes en la historia.

¿Qué justifica esta medida? A pesar de ser una medida muy extendida, el cierre de los colegios es una de las medidas de contención que suscitan más dudas. El coronavirus (SARS-CoV-2) es un gran desconocido sobre el que poco a poco se va generando evidencia que nos permite entender cómo se comporta y predecir cómo evolucionará la pandemia. La alarma generada por la rápida expansión de este nuevo virus ha llevado a tomar medidas que se han basado fundamentalmente en la experiencia de epidemias anteriores causadas por otros virus como el de la gripe. Sabemos que durante la gripe española (1918-1920), una de las pandemias que ha generado índices de mortandad más elevados, las regiones que cerraron los colegios tuvieron una incidencia menor. Lo mismo ocurre con las epidemias de gripe estacional. Pero la gripe tiene un impacto considerable sobre los niños.

Cuanto mejor conocemos al nuevo coronavirus (SARS-CoV-2), más evidencia tenemos de lo diferente que es. La diferencia fundamental entre este coronavirus y las pandemias anteriores es que los niños y jóvenes son menos vulnerables al Covid-19; ello se debe en gran medida a que los niños y jóvenes que resultan infectados no desarrollan síntomas o éstos son muy leves. Por otra parte, aún no está claro si los niños infectados que no tienen síntomas pueden contagiar, pero lo más probable es que tengan una capacidad de contagio menor.

Aún no está claro si los niños infectados que no tienen síntomas pueden contagiar, pero lo más probable es que tengan una capacidad de contagio menor

Frente al coronavirus los niños tienen una coraza protectora de la que carecen los adultos y, más aún, las personas mayores. Teniendo este factor en cuenta, junto con otros datos ya conocidos sobre el comportamiento de este nuevo coronavirus, se están realizando simulaciones para entender el impacto de diferentes medidas de contención y predecir la evolución de la pandemia. Las simulaciones del equipo liderado por Neil Ferguson en Imperial College (Reino Unido) están teniendo un enorme impacto, pues están guiando las decisiones de muchos gobiernos. Sus resultados ponen de manifiesto que el cierre de colegios por sí mismo tiene un efecto muy pequeño sobre la expansión de la epidemia, cuando se compara la efectividad de otras medidas de contención.

Si las ventajas son limitadas, cabe preguntarse cuáles son las desventajas derivadas del cierre de colegios en el ámbito de la salud. En primer lugar, en algunos países son muchos los niños que quedan al cuidado de los abuelos cuando no van al colegio o viven con los abuelos. En estos casos, el cierre de colegios no protegería a los niños, pero aumentaría el riesgo de que contagiasen el coronavirus a los adultos y personas mayores con las que conviven. En segundo lugar, el Covid-19 ha superado la capacidad de los sistemas sanitarios en las regiones más afectadas; los hijos del personal sanitario deberían poder asistir a la escuela para permitir que sus padres continuasen dedicándose a los enfermos. Finalmente, hay niños cuya salud depende en gran medida de las comidas gratuitas que se ofrecen en los colegios; urge buscar soluciones eficaces que les permitan continuar con una alimentación sana.

Si las ventajas son limitadas, cabe preguntarse cuáles son las desventajas derivadas del cierre de colegios en el ámbito de la salud

Además de las ventajas y desventajas en el ámbito sanitario, hay que considerar cuál será el impacto sobre la Educación de los alumnos si la crisis dura más de lo que en este momento se predice. La respuesta, como en tantas ocasiones, es que depende de muchos factores. Allí donde los profesores y estudiantes estén preparados para continuar el aprendizaje a través de recursos on line, notarán menos el impacto de esta medida. Pero es importante asegurar los medios necesarios, la puesta en marcha de planes coordinados que identifiquen recursos on line de calidad para cada etapa, y el desarrollo de estrategias que permitan recuperar el tiempo perdido una vez los estudiantes vuelvan a las aulas.

Es fundamental implementar políticas de apoyo a los profesores y estudiantes que no disponen de los medios adecuados, y motivar a estudiantes rezagados o en riesgo de abandonar tempranamente los estudios, que podrían verse más afectados por la falta de interacción personal con los profesores.

Algunos países no han cerrado los colegios, en parte por la falta de evidencia sobre el impacto de esta medida, en parte por considerar que el efecto sobre la formación de los alumnos sería demasiado elevado. Entre ellos destaca Singapur, uno de los países que da más importancia a la Educación y que consigue un rendimiento muy superior a otros. En esta etapa Singapur ha implementado un modelo “blended” que se ha diseñado para conseguir minimizar el impacto: en cada etapa (Primaria, ESO y Bachillerato) los alumnos faltan sólo un día de la semana a clase, y para cada etapa se ha definido un día diferente de la semana. De esa forma, los alumnos faltan a clase de forma escalonada. Además, Singapur y otros países como Corea del Sur han reducido el número de alumnos por clase para aumentar la distancia social. Finalmente, otros como Suecia, han mantenido abiertos los colegios de Primaria al asumir que los alumnos de esas edades tendrían más problemas en continuar aprendiendo on line.

Algunos países no han cerrado los colegios, en parte por la falta de evidencia sobre el impacto de esta medida, en parte por considerar que el efecto sobre la formación de los alumnos sería demasiado elevado

En este momento España pasa por uno de los momentos más difíciles de la crisis del coronavirus, siendo uno de los países que ha alcanzado un número más elevado de fallecidos y una proporción más elevada de infectados en relación al conjunto de la población. Ante la gravedad de la situación, se ha implementado al unísono toda la batería de medidas posibles para evitar más contagios. Parón total, excepto en el sistema sanitario y otros servicios esenciales.

Todos los modelos predictivos apuntan a que la crisis sanitaria durará meses, que habrá sucesivas olas y algunos sugieren que, durante al menos un año, la mejor solución será implementar ciclos sucesivos en los que las medidas de contención se relajarán a medida que la pandemia disminuya, y se volverán a implementar a medida que comience a expandirse de nuevo.

Durante las etapas de relajación de medidas de contención sería lógico levantar las medidas más disruptivas, pero que tienen menos impacto sobre la epidemia. Entre ellas se debería de considerar con los datos disponibles cuáles son los riesgos reales de permitir la vuelta al colegio, en cada etapa de la pandemia. Urge desarrollar medidas a medio y largo plazo. Y cuando sea posible iniciar la vuelta al colegio, los modelos que siguen otros países nos pueden servir de guía para buscar salidas que permitan una vuelta gradual.

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