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La respuesta al coronavirus de los sistemas educativos

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Como respuesta a la pandemia del coronavirus los colegios han cerrado sus puertas. Mientras la lucha en el frente sanitario impida la vuelta a las clases presenciales, la eficacia del sistema educativo depende en gran medida de la eficacia de la enseñanza on line. En muchos países profesores, alumnos y familias, realizan esfuerzos por conseguir que el proceso de enseñanza y aprendizaje continúe, pero la realidad es que el grado de preparación para hacer una transición al aprendizaje on line varía mucho entre países, regiones, colegios y barrios. Ante la incertidumbre, las señales emitidas por las autoridades educativas tendrán un impacto considerable sobre sus niveles de motivación y sobre los objetivos que se planteen.

Las sucesivas prórrogas del estado de alarma han obligado a las autoridades educativas a plantearse cuáles serían las opciones en el caso en que no sea posible la reanudación de las clases presenciales durante este curso. Preocupan en especial aquellos casos en los que los alumnos no dispongan de los medios para recibir una enseñanza on line de calidad. Ante esta situación, que amenaza con incrementar las desigualdades, el Consejo Escolar del Estado ha recomendado que la evaluación del tercer trimestre se considere, si es positiva, como recuperación de los trimestres anteriores cuyas evaluaciones no fuesen positivas. No alcanzo a comprender la lógica de esta medida, pues da más peso al periodo en el que los alumnos han permanecido en sus casas y en el que diferencias en el acceso a internet, presencia de ordenadores en casa y otras condiciones de los hogares que puedan dificultar la concentración en los estudios, han pasado a jugar un papel determinante. En aras de la equidad se orienta al sistema a que una evaluación en condiciones de extraordinaria dificultad, predomine sobre las evaluaciones anteriores realizadas en circunstancias normales.

En aras de la equidad se orienta al sistema a que una evaluación en condiciones de extraordinaria dificultad predomine sobre las evaluaciones anteriores realizadas en circunstancias normales

Pero las recomendaciones no se quedan ahí. También incluyen que la no realización de tareas en casa en ningún caso puede servir para perjudicar al alumno que no las haya podido realizar de forma adecuada, y que la evaluación final negativa y la repetición de curso han de ser excepcionales dada la excepcionalidad de la situación. Me pregunto qué efecto puede tener sobre los alumnos el saber a principios del tercer trimestre que la exigencia se rebaja, y sobre el próximo curso el permitir que estudiantes que en otras circunstancias hubiesen sido evaluados como insuficientes u obligados a repetir, obtengan evaluaciones positivas. Lo que puede parecer ahora como una salida fácil a un problema inesperado, sólo servirá para crear más problemas a los profesores del curso siguiente que, a la necesidad de recuperar el tiempo perdido, le sumarán la falta de información creíble.  En cuanto a los estudiantes, la supuesta tranquilidad de recibir una evaluación positiva, creará expectativas que se verán frustradas antes las dificultades previsibles en el próximo curso.

En una situación excepcional el sistema educativo debería de poner en marcha todos los recursos disponibles para evitar que, mientras los colegios permanezcan cerrados, las desigualdades en los hogares tengan un impacto sustancial sobre el aprendizaje de los alumnos. Recomendar una evaluación positiva generalizada y a ciegas, supone renunciar a la responsabilidad del sistema educativo en los momentos más difíciles, y sólo conseguirá convertir la evaluación en una señal inútil, sin capacidad de discernir.

Me pregunto qué efecto puede tener sobre los alumnos el saber a principios del tercer trimestre que la exigencia se rebaja

Puesto que para los alumnos de 4º de la ESO y 2º de Bachillerato la forma en que se les evalúe tiene implicaciones importantes, cómo y quién evalúa es una cuestión que continúa debatiéndose, pero que urge resolver. El Consejo Escolar del Estado sigue la misma regla de tres: la evaluación del tercer trimestre, aquella que se realizará en condiciones excepcionales y en muchos casos con dificultades de acceso al profesorado, será la que se pueda servir para recuperar los trimestres anteriores y para la obtención del título. Consecuencia: el valor del título se erosionará.

¿Qué solución han dado otros sistemas educativos? La respuesta más generalizada es, como cabría suponer, la contraria. En muchos países, con excepciones como Alemania, los exámenes de fin de curso se han cancelado debido a la imposibilidad de que los alumnos vuelvan al aula a realizar las pruebas. En estos casos las evaluaciones se basarán en el trabajo que han realizado los alumnos durante el curso, antes de que los colegios se viesen obligados a cerrar sus puertas. Y para conseguir que las calificaciones respondan a estándares homogéneos, en muchos países como en el Reino Unido se recurrirá a comités externos para las evaluaciones; si los alumnos creen que este tipo de evaluación les perjudica podrán realizar los exámenes en cuanto se pueda volver a las aulas. Otros sistemas como el Bachillerato Internacional han optado también por cancelar los exámenes, que se realizaban en muchos países del mundo simultáneamente. Para garantizar que a todos los alumnos se les aplican los mismos niveles de exigencia en este caso serán profesores externos quienes califiquen los trabajos y pruebas realizados antes del cierre de los colegios.

La equidad no se consigue con espejismos. Un sistema equitativo no es un sistema que facilita la obtención de evaluaciones positivas a todos los alumnos, independientemente de su rendimiento. Al contrario, es el que asegura que las evaluaciones reflejan los diferentes niveles de rendimiento, a la vez que pone todos los medios necesarios para que los estudiantes desfavorecidos puedan desarrollar todo su potencial. Cuando el valor de la evaluación como señal se pierde, el sistema se vuelve ciego. En un sistema ciego no se puede ayudar a los alumnos a conseguir objetivos. Una situación excepcional requiere de señales potentes que permitan al sistema apoyar a los alumnos que más lo necesitan y reconocer los logros de todos.

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