Nostalgia del aula

Marzo, abril, mayo, junio y llegó julio y tengo nostalgia del aula. Educar en tiempos del coronavirus es un desafío en estos tiempos, siempre lo es. Yo elegí educar porque no veo el mundo de otra manera

El aula se extraña, el Covid no puede con eso. Es necesario que descansemos, como las vacaciones de invierno y las de verano, o esperar a un fin de semana largo o puente. Tengo nostalgia de “profe me olvidé el diccionario”, “profe me hice de novio”, “profe soy feliz, falta poco para mis quince”, “profe nos vamos a Bariloche”, “profe, me llamaron para jugar”, tengo nostalgia. Extraño el bullicio.

Es difícil desprenderse de ser docente cada día pero el 95% de la Educación en Argentina es presencial y tiene que seguir siendo así. Luego de estar muchos años en el aula, de leer mucho, no hay teoría que refleje lo qué sucede en nuestras aulas, el lenguaje que se escucha y de interpretar lo que se escucha en ellas. No alcanzan las teorías educacionales para describir lo que sucede en el momento en que se transmite el conocimiento. El oficio de enseñar es de 24 horas. Los docentes tenemos por delante la difícil tarea de formar a las futuras generaciones, pero este año sumamos un nuevo desafío, ejercer la docencia a distancia, sin distancia, sin el contacto físico, sin la convivencia cotidiana.

En el tiempo que estamos en una escuela o fuera de ella se acrecentarán las huellas de nuestro paso por los caminos infinitos de la enseñanza, pero… siempre seguiremos siendo profesores, siempre docentes.

¿Quién hoy en día no sueña con volver al aula? Sí, hay docentes que no quieren volver, pero son los menos, la Educación sin la humanidad del contacto NO ES EDUCACION, no. Docentes, el patio, los recreos, la sala de profes, la organización de las clases, las lecciones, el kiosco, el timbre y el tiempo libre, extraño todo eso. Educar es, y siempre debe ser, un pensar más en el otro, en su futuro y en su desarrollo, que pensar en la técnica que se transmite. Nos educamos para seguir humanizándonos por eso una Educación sin valores no tiene valor.

Nada es igual, chicos, sin ustedes, nada. Nosotros, los docentes, extrañamos a nuestros alumnos, ¿pero nos extrañarán a nosotros?, elijamos creer que sí.