Falta de todo

Hay una milonga constante hacia que el Gobierno lo está haciendo mal. Cualquier gobierno, de aquí o de allá, nacional, autonómico, local, empresarial. Quejarse está de moda y si no te quejas es que no sabes nada de nada. Las noticias traen quejas y más quejas de que todo está mal.

Es relativamente fácil refocilarse en el desencanto, a la espera de que alguien haga algo que me parezca bien, pero sin que nunca llegue a darse el caso, porque ¡ay de ti como digas que algo te gusta o te parece bien! Insensato, estás bajando la guardia, lo que hay que hacer es poner a parir constantemente al que está arriba, porque, si no, se relaja y acabamos peor.
Y muchos de los que tienen alguna responsabilidad, ejercen el deporte de echarle la culpa a cualquier otro que no sea él, antes que ponerse a aportar soluciones que puedan venir bien a todos. Eso significaría ponerse a escuchar, pero es costoso y resulta mucho más fácil hablar y criticar, requiere mucho menos esfuerzo. Ya lo arreglará otro, o se arreglará solo, o no tiene arreglo… todavía, como pasa con la pandemia.

En realidad, parece un coro de voces desafinadas pugnando por gritar más que los demás, llamar la atención y no reconocer que somos poca cosa hasta para gritar que nos falta lo que no sabemos cuándo llegará: la vacuna.