Tiranía de la inmediatez

Lo peor no es querer saber una cosa, sino querer saberlo ya. La prisa se nos ha metido en el cuerpo y la impaciencia también. Leer un libro ¿para qué? si está todo en internet. Pasar una página y otra, menudo tomazo, con lo fácil que es copiar y pegar, y así dar la apariencia de que te lo has leído y que por eso ya lo sabes. Con la cantidad de cosas que tienes a mano, lo único cierto es que la memoria de tu ordenador está cada vez más llena de cosas guardadas apresuradamente, y a las que ya les echarás un vistazo cuando tengas la intención de saber de que tratan. O sea, nunca.

Lo llaman ‘tiranía de la inmediatez’. Nos azuzan por todos lados para que hagamos las cosas más deprisa, pasar a la siguiente enseguida, que está ahí esperando, asomándose a tu pantalla y dejándose querer. Y pronto se crea la competencia del ¡quién sabe más que yo!, si lo tengo todo a mano. Y eso me lleva a creer que sé más que nadie de todo. Es la engañifa de la facilidad, que te lleva a estar mirando constantemente tu teléfono, incluso ya a voces, sin tener que teclear. ¿Cómo ha quedado el Madrid?: “3-0” te responde inmediatamente.

La cantidad de cosas insulsas que podemos saber inmediatamente, ocupan el tiempo disponible, y ya no nos queda para saber nada que no pueda olvidarse inmediatamente.