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Currículum: ¿basado en evidencias o en las antiguas ocurrencias?

La sociedad no permitirá que se pongan vacunas que no han sido previamente evaluadas científicamente. Tampoco permitirá que se impongan en las escuelas actuaciones que no han demostrado mejorar los resultados en ningún lugar.
Ramón Flecha
Catedrático de Sociología de la Universidad de Barcelona
30 de noviembre de 2020
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El autor cuestiona que los referentes de la Lomloe vuelvan a ser los mismos de la Logse. © PUTILOV DENIS

Después de decir durante años que necesitamos una ley de Educación consensuada, vemos que se aprueba otra más sin consenso. Toda ley que no se base en la mejor ciencia, en la mejor investigación con impacto social, está abocada al desencuentro y al fracaso educativo. Investigación con impacto social es la que ha demostrado y publicado, en revistas científicas del más alto nivel, las mejoras de los resultados conseguida con las actuaciones educativas que propone. Actuaciones basadas en las teorías del aprendizaje que son reconocidas y consensuadas universalmente por las mejores universidades y las publicaciones científicas internacionales que, al más alto nivel en su categoría, han difundido las mejoras conseguidas tras su implementación.

Toda ley que no se base en la mejor investigación con impacto social está abocada al desencuentro y al fracaso educativo

Todos los países en los que se ha conseguido el consenso lo han basado en las evidencias científicas internacionales. En ellos, toda la formación de profesionales tiene que basarse en esas evidencias. Cuando se introduce una innovación en una escuela, primero se dan a conocer a las familias los artículos científicos en que se basa. Por el contrario, una de las sorpresas de la Lomloe es que viene acompañada por unas propuestas curriculares que tienen los mismos referentes de hace cuarenta años. Entonces no había internet y era difícil comprobar si esas propuestas eran las que se llevaban a cabo en países con buenos resultados o si eran ocurrencias de unos “expertos” que no tenían ningún reconocimiento a nivel internacional. Pero ahora sí que profesorado y familiares pueden comprobarlo y lo están haciendo cada vez más.

Todos los países en los que se ha conseguido el consenso lo han basado en evidencias científicas internacionales

Las competencias llegaron a España con la LOE, en el 2006, con décadas de retraso. Mientras el mundo estaba en las competencias, aquí los “expertos” de la Logse lo impidieron imponiendo una ocurrencia con la que se hacía el ridículo en la comunidad científica internacional: los contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales. Afortunadamente para el derecho a la Educación de nuestras niñas y niños, la LOE no se basó en esos “expertos” y así pudo eliminar sus ocurrencias e introducir algunas políticas basadas en evidencias científicas internacionales como la prioridad de los resultados (en lugar de disculpar los malos resultados con la supuesta calidad de los procesos), su evaluación externa o las competencias.

Afortunadamente para el derecho a la Educación de nuestras niñas y niños, la LOE no se basó en los "expertos" de la Logse y pudo eliminar sus ocurrencias

La alegría internacional por ese cambio duró poco. Pronto, quienes hicieron la LOE fueron desplazados por los mismos “expertos” de antes, que reaparecieron hablando de competencias sin crítica o referencia a las ocurrencias con las que habían hegemonizado muchísimos años y esfuerzos de formación. Hicieron ese cambio tan rápido que no les dio tiempo a leer sobre las bases científicas de las competencias y colaron con la palabra competencias lo mismo o parecido a lo que hacían antes.

Una “experta” decía tranquilamente en público: “Esto de las competencias es lo que antes os explicábamos como contenidos procedimentales”. La víctima más cercana fue el profesorado que había estado años formándose en los contenidos procedimentales y ahora tenía que volver a formarse en una forma de desarrollo de competencias que no se hace en los países que tienen buenos resultados. Y, como consecuencia, eran víctimas las niñas niños, sus familias, el derecho a la Educación.

La alegría duró poco. Pronto quienes hicieron la LOE fueron desplazados por los mismos "expertos" de antes

Ahora vuelven a poner a los mismos de referentes, pero ya no estamos en los años ochenta. Ahora podemos comprobar en bases de datos si esos “expertos” son realmente expertos, si lo que proponen ha tenido éxito en algún país. La sociedad no permitirá que se pongan vacunas que no han sido previamente evaluadas científicamente, tampoco permitirá que se impongan en las escuelas actuaciones que no han demostrado mejorar los resultados en ningún lugar y propuestas por personas que tampoco han mejorado los resultados en ninguna escuela. Nuestra Educación ha comenzado a mejorar y seguirá mejorando gracias a profesionales, familias, alumnado que, cada vez más, se guían por evidencias científicas y no por “expertos”.

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