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9 meses después

Manuel Carmona
Profesor universitario
9 de diciembre de 2020
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Pensando el amigo Rúas en los días que se avecinan de la Navidad, de celebración para los creyentes del advenimiento de Jesús de Nazaret, y como es tiempo de final de embarazo y de parto, se ha sentado en estas jornadas previas con su hijo Abel para preguntarle acerca de cómo están viviendo los jóvenes estudiantes universitarios este periodo ya de 9 meses de Formación y Educación online en la mayoría de las ocasiones. Se da la circunstancia de que afecta a cualquier Grado o programa de Máster, en mayor o menor medida.

  • Abel, ¿cómo está afectando la Formación y Educación digital a tus alumnos?, le cuestiona Rúas.
  • Pues la verdad es que empiezan a mostrar síntomas de fatiga mental como también empezamos a sentir los docentes. Ya nosotros lo notamos al final del curso pasado, dado que aunque el periodo lectivo de clases digitales fue de entre mes y medio y mes y tres semanas, al mismo tiempo tuvimos que compaginarlo con las tutorías, las revisiones de las evaluaciones, las reuniones del Departamento, el final de las direcciones de los TFG y otros trámites burocrá Y todo ello lo hicimos delante de la pantalla del ordenador durante tres meses y medio, –apunta Abel–.
  • ¿Y en qué detalles se percibe más esa fatiga mental de ir desarrollando el curso de cada materia a través del aula virtual?
  • Rúas se nota en un cúmulo de pormenores que están todos interrelacionados. Se va acumulando un cansancio visual mayor fruto de dirigirte a personas que están al otro lado de la pantalla. Hay una frialdad superior y negativa por mucho que te esmeres en propiciar un clima comunicativo propio de la clase presencial.
  • ¿Y qué rémoras hay analizando el aula física respecto al aula virtual?
  • Se resiente también uno a nivel espacial dado que tu habitáculo de trabajo está marcado por el límite entre tu figura, la mesa de trabajo, el ordenador y la pared que tienes frente a ti. Queda menguada la movilidad diaria que permite el desplazamiento a lo largo del aula cuando estás dando una clase presencial.
  • ¿Qué diferencias hay, Abel, entre cómo se gestiona un grupo a nivel digital a cómo se hace en la clase de toda la vida?
  • La gestión del curso en cada clase se ve mermada, ya que es evidente que no es igual hablarles a través de la pantalla que en el aula física. La simple visualización y los comportamientos gestuales que un discente o un grupo de estudiantes desarrollan en la clase presencial permiten interpretar muchísimo mejor el grado de concentración y de interés de aquéllos sobre el tema que estás abordando o el debate que desarrollas con ellos.
  • Entonces, Abel, –sostiene Rúas–, captar la atención y fomentar la comunicación a través de la plataforma digital se complica a lo largo del curso.
  • Así es, Rú De hecho, hace unos días causalmente me encontré por la calle con una antigua alumna a quien di clases hace tres años. Una joven brillante y trabajadora, que recuerdo tenía cierta tendencia a dispersarse en el aula física. Es más, durante aquel espontáneo encuentro, ella hizo referencia a esa particularidad. Me alegré de escucharla porque su comentario llevaba implícito un doble proceso de aprendizaje. Por un lado, se acordaba de cuando en alguna ocasión le tuve que advertir que practicara pequeñas pautas en clase como sentarse en la misma banca a lo largo del curso, para evitar esa tendencia a dispersarse. Y, por otro, ella me afirmó que ahora hay más ocasiones de las habituales en que pierde la concentración durante la clase virtual por las propias características de la pantalla.
  • Compleja situación la que estáis viviendo profesorado y alumnado desde marzo pasado, Abel. ¿Y algunas notas positivas?
  • Pues por lo que he podido pulsar en la juventud en una primera toma de contacto, lo destacable es que aquellos que tienen que coger un medio de transporte para ir hasta su lugar de estudios, ahora se ahorran ese viaje de ida y vuelta desde sus hogares y el tiempo que ello conlleva. Y que a los que son más responsables y están a día de hoy más comprometidos con su Formación y Educación, les permite optimizar su tiempo de estudio y de realización de trabajos.
  • Resulta curioso, Abel, que a pesar de ser la primera generación que se ha ido formando y educando desde su niñez con aparatos tecnológicos propios de la Informática, muestran más sombras que luces en su análisis de la Educación virtual.
  • Así es Rúas, porque además en algún caso que también he consultado de personas adultas que están cursando estudios universitarios, éstas con mayor hincapié realizan estas observaciones sobre la Formación presencial y la digital. Ojalá pronto hayamos superado la pandemia gracias al buen hacer de los profesionales sanitarios, al compromiso de cada persona y de la ciudadanía evitando la propagación del virus, y a la existencia de vacunas y terapias eficaces y seguras. Así podremos regresar casi al 100% a la Educación y Formación presencial, sirviéndonos de los recursos digitales para cuando puedan aportarnos un valor añadido.
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