Inmunidad de rebaño

Parece que viene del inglés, pero se ha puesto de moda con la pandemia: «inmunidad de rebaño», lo que se consigue cuando se infecta un número de personas entre el 70 y el 90 por ciento, lo que espera el Gobierno que se alcance en mayo. Como si diera igual que se infecte una persona que podría ser tu tía o varias de tu pueblo o vecinos. Si se han infectado y siguen vivos, quiere decir que son inmunes y, entonces, el virus por más que lo intente, no encuentra a quién infectar.

Así disminuiría la cantidad de nuevos infectados, hasta que mogollón de gente siga viva o se haya vacunado. Eso es la inmunidad de rebaño, lo que nos espera y eso revela con toda claridad que somos muy poca cosa ante el virus. La pandemia nos ha enseñado, más que cualquier asignatura, que aunque nos consideremos importantes o válidos o crecederos, un virus puede poner en jaque a ricos y pobres, a gente de aquí o de allá, sin respetar naciones ni fronteras, a medio mundo, o al mundo entero que espera expectante que esto se acabe alguna vez. Ni siquiera el confinamiento serviría. Si cada uno se queda en su casa, puede que aplace la infección, pero sólo hasta que salga a la calle, a formar parte del rebaño contagioso.