Imposible escuchar

Hay un sabio que decía que sólo oye el que calla y el que no calla no oye. Escuchar a los demás se ha convertido en algo difícil para demasiadas personas. Lo dicen sobre todo los que quieren venderte algo. Siempre hay alguien que te quiere colocar su bloque, o eres tú mismo el que habla sin parar en cuanto te dejan. Pero ese comentario del sabio ha adquirido una nueva dimensión en la actualidad con los recursos que da la red a cualquiera.

El vocerío generalizado con internet dificulta que alguien pueda estar callado para oír algo que tenga algún sentido, y que pueda pararse a pensar si le conviene responder o no. Es muy difícil escuchar y entender en medio de la algarabía, por supuesto, pero hay una dificultad mayor y es que puedes responder inmediatamente sin pensarlo mucho, y así contribuir a que aumente la algarabía con tus ocurrencias.

Aumenta la cantidad de respuestas rápidas que se pueden dar no sólo con un ‘me gusta’ sino con un tuit en contra o a favor, con el que pretendas sentar cátedra, con la enorme posibilidad de que otro u otros se reboten con lo que has dicho y se prolongue infinitamente un diálogo que ya no es más que una cháchara insulsa, sin que nadie oiga ni calle.