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Negar la realidad

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En efecto, en muchas ocasiones no queda otra opción que negar la realidad para evitar inconfortables disonancias. Como decía Saul Bellow, el mundo está demasiado encima de nosotros. En tales circunstancias calan bien los cantos de sirena que endulzan las conciencias. Pero educar es precisamente lo contrario, es enfrentase a la verdad de nuestros límites y condición a fin de superarlos. Desde este punto de vista, la condescendencia y el paternalismo son nefastos compañeros de viaje, actúan como caballos de Troya que impiden sobrepasar nuestra eventuales debilidades de seres en continua formación. De igual manera la indulgencia sistémica apacienta las neuronas e inmoviliza el pensamiento, niega la realidad y la suplanta con relatos sucedáneos que nos convierten en gigantes con aspas de barro. La autocrítica se alza aquí como virtud a ejercitar desde la infancia.

En cuanto las palabras y las cosas se distancian, el contraste y el rigor ceden paso a las simples creencias, esa especie de misticismos bien engarzados a base de eslóganes jaculatorios anunciadores de la tierra prometida. Comprender es nombrar y viceversa. Al escasear los argumentos, el sentido crítico adopta el método performativo y gamificador propio de un narcisismo infantil primario e instintivo. Identificar el error, corregir los fallos y mostrar las carencias neutraliza (de ahí su mala fama) las falsas expectativas creadas en suspicaces torres de marfil. El objetivo es soslayar toda polémica y desavenencia crítica y desechar el menor atisbo de dialéctica estructural. Se repudia lo extraño y complicado –lo dudoso– en aras de una irrealidad gregaria, personal y emotiva. El mérito queda orillado. La comparación –cada cual es diferente, genuino y autentico– frustra irrespetuosamente la imagen especular forjada a base de aplausos y sonrisas y se pierde la perspectiva de lo interesante.

No es cuestión de asimilar lo que uno ve sino el significado de lo que se está viendo. Para ello no basta con deletrear la realidad, es necesario saber comprenderla

No es cuestión de asimilar lo que uno ve sino el significado de lo que se está viendo. Para ello no basta con deletrear la realidad, es necesario saber comprenderla. La literatura cumple aquí una función impagable. El currículum ideal sería el constituido por un canon flexible y abierto de lecturas que dialogan entre sí y apelan a la realidad que viven los alumnos. Si más que leer libros somos leídos por ellos, ¿qué realidad interpretar –y cómo– si éstos nos faltan o los desconocemos?

La novela de Cristina Morales Lectura fácil puso el dedo en la llaga al señalar la estafa de los sistemas de inclusión social. La adaptación de los textos aboca a los alumnos a la indigencia intelectual. Basta echar un vistazo a los libros de literatura usados en la antigua EGB y compararlos con los actuales del primer ciclo de la ESO para percatarse de cómo la calidad de los textos ha sido rebajada. Los clásicos de la literatura fueron reemplazados por el sucedáneo de la moderna literatura juvenil. Se pensó que allanando las exigencias y las dificultades los índices de lectura se incrementarían. Probablemente hoy se lea más que nunca pero sólo una minoría logra superar la lectura de bestseller y libros de autoayuda. «Haber renunciado a enseñar nuestros clásicos –escribe Javier Orrico– ha sido la aceptación de una derrota: la de que era imposible la excelencia para todos, que en el fondo bastaba con que supieran leer los folletos del supermercado» (La tarima vacía).

Si la cultura nos sacó de nuestro estado de barbarie, ¿hasta qué punto se puede negar la realidad, desentenderse y no ser víctimas de oscurantismos renovados?

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Comentarios

  1. Cristina
    9 de marzo de 2021 10:26

    Comparto mucho de lo que dices, sobre todo en cuanto a la estafa de los sistemas de inclusión: son las mismas concepciones de siempre a las que van cambiando los nombres e incorporando algunas novedades, como la lectura fácil.
    El nombre no puede ser más desafortunado, pero la adaptación es necesaria. Basta con leer casi cualquier texto, sobre todo legal o administrativo, para darse cuenta de que parece escrito para que el lector desista de intentar entenderlo. Cuando las personas tienen dificultades cognitivas añadidas, ese texto se convierte en el cuerpo de un delito.
    Por otra parte, hay demasiada gente viviendo de la discapacidad y muy poca gente con discapacidad intelectual desarrollando una tarea elegida, útil, estimulante y humanizadora. Las personas necesitan comprender los textos, lo que no quiere decir que no tengan que enfrentarse a dificultades y complejidades. Leer expande la mente a condición de que uno no lea siempre las mismas composiciones lingüísticas.
    El libro de Cristina Morales pone de manifiesto toda la podredumbre que ha rodeado y sigue rodeando a los sistemas educativos y ocupacionales. Ahora, estos colonizaciones del lenguaje adaptado proponen textos simplificados, sin atmósfera ni perfume, descomplejizados, desarraigados del contexto, textos presuntamente fáciles pero que en realidad son más oscuros que los originales de los que parten: son textos que puede realizar un máquina. Y quizá vaya por ahí la cosa… La accesibilidad cognitiva se ha puesto repentinamente de moda: dentro de poco saldrá una ley sobre accesibilidad y ya se han redactado dos normas UNE para saber cómo se deben realizar la adaptación y la validación; ya hay más gente viviendo de este otro cuento, pero no las personas con discapacidad.
    Yo estoy empeñándome en un proyecto radical que debe construirse con personas con discapacidad y sin ella cuyo objetivo último es la emancipación intelectual, moral y económica de estos sistemas «inclusivos» a través de un laboratorio del lenguaje. Quien tiene el lenguaje, tiene la capacidad de pensar. Pero temo que no nos van a facilitar nada la tarea…

    Gracias por tu artículo. Me alegra no sentirme sola en mis apreciaciones sobre el mundo.
    Saludos cordiales.
    Cristina

  2. Ángel
    9 de marzo de 2021 21:12

    Muchas gracias por tus generosos e interesantes comentarios, Cristina. Y mucha suerte con el proyecto. Ya nos contarás. Un saludo.