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Una Educación progresista reprimida

Jesús Asensi
Profesor de Religión
22 de marzo de 2021
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Más de uno se echó las manos a la cabeza cuando escuchó a la ministra de Educación, la señora Celaá, afirmar que “no podemos pensar de ninguna de las maneras que los hijos pertenecen a los padres”. Y este supuesto escándalo no lo fue aún mayor porque la ministra Celaá es socialista y debe guardar las formas para no espantar a una buena parte de sus simpatizantes.

Y es que nuestro presidente Sánchez tenía claro que no iba a ceder las competencias educativas a un miembro de Unidas Podemos. ¿Se imaginan lo que hubiera dicho Pablo Iglesias si ostentara él el cargo de ministro de Educación? Pues quizá algo así: “Es hora de reestablecer el gran principio, tan incomprendido, de que los niños pertenecen a la República más que a sus padres (…). Debemos decir a los padres: no os arrebatamos a vuestros hijos, pero no debéis apartarlos del influjo de la nación (…). Es en escuelas nacionales donde los niños deben ser amamantados con la leche republicana”. Y lo sorprendente es que estas supuestas palabras de Iglesias no podrían ser consideradas “ideas modernas”, pues fueron pronunciadas por Georges-Jacques Danton, el que fuera presidente de la Convención Nacional francesa, en el año 1793.

Aunque tampoco el señor Danton pudo presumir de “moderno progresista” al esgrimir estos pensamientos; latentes en la ideología de la parte más “progresista” de nuestro Gobierno. Resulta que La Chalotais, Parlamentario Bretón, ya afirmó en el año 1763 “el derecho de exigir para la nación una Educación que dependa exclusivamente del Estado, porque a él pertenece esencialmente; porque toda nación posee el derecho inalienable e imprescriptible de instruir a sus miembros; y, finalmente, porque los hijos del Estado deben ser educados por miembros del Estado”.

Por eso, tras escuchar a la ministra Celaá y ser sabedores del trasfondo ideológico de sus palabras, estamos advertidos de lo que nos espera en un futuro próximo si el desarrollo de la nueva Ley de Educación, la llamada Lomloe, viene influenciado por los socios más “progresistas” del Gobierno de Sánchez. Aunque, como ya quedó dicho, los socialistas sí que temen perder parte de su electorado si se dejan avasallar por las ideas de la extrema izquierda. Ellos verán qué deciden al final y serán las urnas las que, finalmente, dictarán una sentencia.

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