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Antonio García Vicente: “La programación me da el superpoder de entender cómo funcionan las cosas”

El vallisoletano es uno de los seis 'changemakers' de Fundación Ashoka, desde donde seguirá insistiendo en aplicar la programación para lograr una Educación digital para todos.
Alba TardónMartes, 8 de junio de 2021
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Antonio García Vicente, programando en su portátil. MARÍA JOSÉ VICENTE

Antonio García Vicente tiene 13 años y es alumno de 2º de ESO en el IES «Emilio Ferrari» (Valladolid). Hasta aquí todo normal (entendiendo por normal lo habitual u ordinario). Pero el caso de Antonio es, más bien, extraordinario.

Comenzó a interesarse por la programación con tan solo seis años y desde entonces forma parte del Club de Jóvenes Programadores (CJP) de la Universidad de Valladolid. Fundó el Club de Programación del Páramo de Villanubla y puede presumir de ser el ponente más joven (participó con 8 años) en una charla TedXYouth Valladolid.

Su implicación con la programación está ligada férreamente a ayudar a los demás. Por eso es impulsor del proyecto Joinus4theplanet, una plataforma de voluntariado activo de ayuda al medioambiente.

Busca acercar la Educación digital para todos, una iniciativa por la que Fundación Ashoka le ha invitado a formar parte de la primera edición del programa Jóvenes Changemakers en nuestro país.

Tu afición por la programación comenzó a una edad muy temprana, ¿cómo llegaste hasta ella y por qué te gusta tanto?
—La programación la descubrí por recomendación de unos amigos de mis padres, que nos comentaron que había un evento de programación para niños en la Universidad de Valladolid, el Scratch Day y, por curiosidad, fuimos toda la familia. Enseguida me enganché.

Me gusta tanto porque me da el superpoder de entender como funcionan las cosas que me rodean y decidir cómo quiero que lo hagan. Además, es divertida y a la vez es una forma de aprender. Pero sobre todo me encanta la sensación que tienes cuando un programa finalmente funciona: es una pasada.

A partir de entonces la programación siempre ha estado presente en tu vida. Incluso llegaste a crear el Club de Programación del Páramo de Villanubla, ¿cómo surgió esta iniciativa?
—Al principio, el Club de Programación del Páramo de Villanubla estaba formado por unos 10 niños de mi clase, que vieron lo que hacía yo y quisieron aprender también. Para ello, yo les iba enseñando lo que iba aprendiendo y hacíamos nuevos proyectos de programación todos juntos. Por entonces, teníamos entre 8 y 9 años.

Un día hicimos el evento Hora del Código en el colegio en el que se apuntaron niños, padres, profesores, incluso el alcalde y concejales de Villanubla. Juntamos a unas 120 personas a programar durante una hora, y los miembros del club hacíamos de monitores y ayudantes.

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No todos los escolares pueden acceder a la Educación digital por injusticias sobre la raza
género o economía

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Un buen pistoletazo de salida…
—Como todos nos lo pasamos genial, al año siguiente se apuntaron muchos más niños y ya tuvimos que organizarlo como extraescolares y con más profesores. El año pasado ya habían pasado por el club más de 130 niños de entre 7 y 16 años. También hemos creado clubs de programación en otros colegios, con la misma idea y actividades, aunque en esos ya no voy yo como monitor.

También eres miembro del Club de Jóvenes Programadores (CJP) de la Universidad de Valladolid. ¿Qué te aporta?
—En este grupo es dónde yo empecé a aprender programación. En él sigo aprendiendo lenguajes de programación diferentes y cada vez más complejos. Allí tengo grandes profesores que me ayudan a buscar nuevos retos. Además, los últimos años he participado con ellos, en el evento Scratch Day, pero ya como monitor, intentando dar a conocer lo que a mí me entusiasmó en un principio.

¿Qué implica que la Fundación Ashoka te haya seleccionado para formar parte de la primera edición del programa Jóvenes Changemakers?
—Implica algo muy positivo: voy a poder seguir emprendiendo y voy a poder seguir transmitiendo mi mensaje a mucha más gente gracias a su ayuda. Encima con un equipo de chicos y chicas majísimos que también quieren provocar un cambio en la sociedad, intentando aportar soluciones a problemas que nos afectan a todos, no solo a los jóvenes.

Además, voy a tener la oportunidad de aprender de grandes profesionales todo lo necesario para conseguir mi propósito, o al menos, aprender para seguir intentándolo.

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Todos podemos ser 'changemaker' si ponemos pasión en lo que hacemos”

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¿Qué propone tu proyecto para acercar la Educación digital para todos?
— Yo creo que no todos los escolares pueden acceder a la Educación digital por falta de recursos. Y la falta de recursos es provocada por las injusticias que sigue habiendo a día de hoy en la sociedad por raza, género o nivel económico. Y todo esto va unido al acceso a los dispositivos y conexiones necesarias para todos, con lo que habrá que ayudar a los más desfavorecidos para que puedan tener los recursos necesarios, y así tener las mismas opciones para prepararse para el futuro.

Mi proyecto también busca convencer a la sociedad de lo importante y necesario que es aprender todas estas herramientas. No se trata de que acabemos siendo todos informáticos o ingenieros, pero sí de que todos tengamos conocimiento de los fundamentos de programación como base del pensamiento computacional, porque ese conocimiento nos ayuda a aprender a aprender, y va a ser indispensable en las profesiones del presente y del futuro.

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En el CJP de la UVa tengo grandes profesores que me ayudan a buscar nuevos retos cada vez más complejos

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A los 8 años ya participaste en una charla TEDx Valladolid. ¿Qué mensaje transmitiste entonces?
—Entonces transmití el mensaje de que la programación podía usarse para aprender de una forma más sencilla y divertida y que un niño pequeño podía aprender cosas que, a priori podían ser complicadas para su edad, pero que a través del juego podía entender perfectamente.

También intenté convencer, a los niños de que dejaran de ser solo consumidores de videojuegos y se convirtieran en creadores de todo lo que quisieran. A los padres les intenté convencer de que la tecnología no es mala, que tenían que ayudar a sus hijos a participar en talleres de programación y robótica porque iba a ser positivo para sus hijos.

¿El mundo puede cambiar con acciones realizadas por chavales de tu edad?
—El mundo puede cambiar por acciones realizadas por cualquiera, sin importar su edad. Pero a la vez creo que para cambiar el mundo no se puede hacer solo. Todos podemos ser “Changemaker”, si ponemos pasión e ilusión en lo que creemos y no nos rendimos para provocar, aunque sean pequeños cambios en el entorno de cada uno.

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