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Noemí Sanín: "Las personas aprenden, no se les enseña"

La presidenta de la Fundación Everis presenta la Escuela Municipal de Talento Digital, un proyecto conjunto del Ayuntamiento de Madrid y la fundación para impulsar el empleo en tecnología.
José Mª de MoyaMiércoles, 16 de junio de 2021
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Noemí Sanín es presidenta de la Fundación Everis | © Jorge Zorrilla

Según datos del Ayuntamiento de Madrid, en el último año se ha registrado una importante escasez de desarrolladores y programadores, lo que merma el potencial de sectores llamados a liderar el crecimiento económico de la capital. En este contexto, el consistorio y la Fundación Everis han creado la Escuela Municipal de Talento Digital, con la que persiguen dos objetivos: dotar a las empresas madrileñas del talento que requieren y contribuir a impulsar el empleo en la ciudad. La presidenta de la fundación, Noemí Sanín, aporta las claves de un proyecto ya de éxito en Latinoamérica.

¿En qué consiste el programa?
–Es un programa piloto que consiste en construir una fábrica de talento, una escuela digital donde personas que no necesitan conocimientos previos de tecnología salen preparadas para trabajar o emplearse con una formación virtual. Es gratuita, dura 24 semanas y proporciona el acompañamiento de profesores, mentores y empresas. El objetivo es preparar a los participantes para un empleo diferente al que tenían, que les multiplicará los ingresos y les dará mas flexibilidad horaria y autonomía.

¿Cómo se accede a una de las 60 plazas ofertadas?
–El Ayuntamiento de Madrid, con la colaboración del Foro de Empresas y la Agencia para el Empleo, hará una preselección por orden de solicitud, sin distinción de género, edad ni ocupación, pero sí se tendrán en cuenta aptitudes para la digitalización. Dado que el principal problema de empleo se da en jóvenes y mujeres, se espera que estos sean la mayoría de los aspirantes.

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El objetivo es preparar a los participantes para un empleo diferente al que tenían, que les multiplicará los ingresos y les dará mas flexibilidad y autonomía

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En Colombia y otros países de Latinoamérica esta experiencia ha sido un caso de éxito.
–En Colombia Everis ha formado a más de 7.000 personas con ese mismo método. Estamos haciendo una transferencia del conocimiento que la fundación ha adquirido a través de Everis y del análisis de laboratorio y de varias fundaciones que tienen este tipo de soluciones.

¿Qué piensa del mito del nativo digital?
–La tecnología es una herramienta, no es un fin en sí misma. Nuestra fundación trabaja para desarrollar el talento computacional, para que no seamos un sujeto pasivo de la tecnología, sino que la utilicemos para transformar la realidad desde pequeños. En este sentido, impartimos talleres para que los niños empiecen a pensar más allá de divertirse y pasen a innovar, a crear.

¿Hacer un uso inteligente de la tecnología puede ser un buen antídoto para el mal uso que hacen muchos adolescentes?
–Estamos haciendo un uso excesivo de la tecnología y la adicción es muy grande. La clave está en una “adicción” inteligente, es decir, que haya voluntariedad, enriquecimiento. También, control. Si se logra que dejen de ser sujetos pasivos de la tecnología y se conviertan en agentes activos de la creación, habrá un pensamiento computacional crítico.

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Pensamos que la tecnología es un fin y solo es un medio para transformar y mejorar la calidad de vida

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Desde el sector tecnológico a veces se tiene una visión más humanística de la tecnología que desde la pedagogía.
–A veces pensamos que la tecnología es un fin y solo es un medio para transformar y mejorar la calidad de vida. Y, sobre todo, para aprender más. Lo importante es participar en un proceso de aprendizaje. Las personas aprenden, no se les enseña. A través de retos y diferentes estímulos, la persona aprende a aprender, no se limita a asimilar lo que se le enseña. Con diferentes estrategias pedagógicas, unas tradicionales y otras modernas, la persona empieza a ser dueña de la tecnología y a usarla para el pensamiento. De este modo, no es víctima de la tecnología.

También preocupa el escaso acceso de las mujeres a las STEM.
–En nuestra fundación organizamos un concurso en el que hasta hace dos años participaban solo hombres porque se pensaba que las STEM eran solo para el mundo abstracto de ellos. Afortunadamente eso empieza a cambiar. Ahora el 40% de los participantes son mujeres. Desmontamos entonces el mito de que a la mujer solo le gusta lo concreto. La mujer empieza a sentirse parte del mundo moderno. En las facultades y el mundo profesional aun no vemos la proporción deseada, pero la tendencia es a igualarnos. No para ser iguales, sino para aportar nuestro talento.

¿El objetivo es la paridad?
–La paridad en sí misma no significa nada. Se va dando. Pero las oportunidades para las mujeres también hay que proponerlas. Nosotros hemos desarrollado durante mucho tiempo un programa para que las niñas rompan el techo de cristal y se sientan capaces de desarrollar su talento para las STEM. Yo soy muy amiga de la libertad. La libertad es la que va dando la paridad. No me gusta la uniformidad. Cada persona debe aportar su individualidad, lo mejor que tiene. Por otra parte, la mujer tiene unos talentos desde el principio de la historia esenciales para la sociedad y la ciencia. Somos más generosas, solidarias y trabajamos en equipo.

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Las grandes tecnológicas tienen que pagar para que los países puedan desarrollar con equidad las oportunidades de la gente

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¿Trabajo no es lo mismo que empleo?
–Cuando se forma para el empleo, se condiciona a la persona a que busque que la contraten. A estar en una nómina, pero no a crearla. Nosotros creemos en la iniciativa y, por tanto, en el término trabajo, que tiene en cuenta tanto al empleado como al autónomo. El empleado también puede tener iniciativa y aportar a su empresa mucha ciencia e innovación.

¿Qué le parece la subida de impuestos a las grandes tecnológicas que ha anunciado el G7?
–El mundo del desarrollo y la equidad requiere tributos. Todos tenemos que pagar impuestos para la redistribución de la riqueza. Estoy de acuerdo con que paguen un 15%, aunque ojalá fuese un poco más porque las políticas públicas requieren de recursos. Mientras los poderes públicos no les exijan responsabilidad social, no lo van a hacer porque muchas piensan que aportando la mitad de su fortuna con su criterio están reemplazando la fiscalidad. Creo que tienen que pagar para que los países puedan desarrollar con equidad las oportunidades de la gente.

¿Los poderes públicos no han exigido lo que debían?
–Estas empresas globales son un fenómeno nuevo. Desafortunadamente la norma, el derecho y la fiscalidad van por detrás. Nos hemos demorado en apretar, aunque creo que van a cumplir las obligaciones fiscales con gusto.

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